El misterio de la escuela encantada



En una soleada mañana de primavera, los estudiantes del quinto año de la escuela se encontraban emocionados por la excursión que realizarían al antiguo edificio abandonado en las afueras del pueblo.

La leyenda decía que el lugar estaba embrujado y que extraños sucesos ocurrían allí, pero los valientes niños estaban dispuestos a descubrir la verdad. Eduardo, Santiago, Nashly, Isabel, Noelia, Felipe, Mathías, Luciana, Gabriel e Isabella formaban un grupo intrépido y decidido.

Mientras recorrían los pasillos polvorientos de la vieja escuela, sentían un escalofrío recorrer sus cuerpos. De repente, una puerta se cerró con fuerza detrás de ellos. -¡Qué susto! -exclamó Eduardo temblando. -¿Habrá sido el viento? -preguntó Isabel con voz temblorosa.

De pronto, una voz misteriosa resonó en el lugar: "¡Bienvenidos al juego de los espíritus! Solo podrán salir si resuelven todos los acertijos antes del anochecer". Los niños se miraron entre sí con preocupación. Sin embargo, decidieron unir fuerzas y enfrentar juntos el desafío.

Avanzaron por pasillos oscuros y habitaciones polvorientas resolviendo enigmas cada vez más difíciles. En cierto momento, llegaron a un salón donde encontraron a Mía junto a Ian y Alina atrapados por unos animatrónicos siniestros.

-¡Ayúdennos! Estos seres nos quieren convertir en uno de ellos -suplicó Mía con angustia. Los animatrónicos comenzaron a moverse lentamente hacia los niños restantes mientras estos buscaban una salida desesperadamente. -¡Tenemos que encontrar la forma de detenerlos! -gritó Santiago con determinación.

Fue entonces cuando Gabriel recordó que llevaba consigo a su pomeranian llamado Gael. El pequeño perro empezó a ladrarle ferozmente a los animatrónicos logrando distraerlos lo suficiente para que los niños pudieran escapar junto a Mía, Ian y Alina.

Corrieron sin descanso hasta llegar al patio central donde se encontraba Teacher Kimberly esperándolos con una expresión seria pero comprensiva. -Chicos... han demostrado valentía y trabajo en equipo para superar este desafío.

Han aprendido que juntos son más fuertes y capaces de enfrentar cualquier obstáculo -dijo la maestra con orgullo en sus ojos-. Ahora es tiempo de regresar a casa sano y salvos.

Los niños asintieron felices por haber superado sus miedos y trabajado juntos para resolver el enigma de la escuela embrujada. Desde ese día comprendieron la importancia de la amistad verdadera y nunca más volvieron a subestimar el poder del trabajo en equipo.

FIN.

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