El Misterio de la Estrella Perdida



En la escuela "Rinconcito de Saberes", un grupo de profesores se encontraba emocionado por participar en un taller digital organizado por la directora, la señorita Rosa.

Todos estaban listos para aprender nuevas herramientas tecnológicas que les permitirían mejorar sus clases y acercarse más a sus alumnos. La sala de reuniones estaba decorada con globos y pancartas que decían "¡Aprendiendo juntos!". Los profesores charlaban animadamente mientras esperaban a que comenzara el taller.

Había risas, abrazos y mucha camaradería entre todos. "¡Buen día, colegas! ¡Estoy tan contenta de verlos aquí!", exclamó la señorita Rosa al entrar en la sala.

"Hoy vamos a sumergirnos en el fascinante mundo digital y estoy segura de que será una experiencia enriquecedora para todos". El taller empezó con entusiasmo. Los profesores tomaban notas, hacían preguntas y compartían sus propias experiencias con la tecnología.

Pero, de repente, durante un breve receso, se dieron cuenta de que faltaba uno de ellos: el profesor Martín. "¿Alguien vio a Martín? ¡No lo encuentro por ningún lado!", preguntó la señorita Rosa con preocupación. Los profesores comenzaron a buscar a Martín por toda la escuela.

Revisaron las aulas, el patio e incluso los baños, pero no lograban encontrarlo en ninguna parte. La inquietud crecía entre ellos mientras intentaban entender qué había sucedido. "¡Quizás se sintió mal y se fue a casa sin decirnos!", sugirió la maestra Laura.

"No creo, Martín nunca falta a una reunión importante como esta", respondió el profesor Juan visiblemente preocupado. Decidieron llamar al celular de Martín pero sonaba apagado.

Fue entonces cuando notaron algo extraño: sobre su mesa había una nota doblada con letras temblorosas que decían: "Sigan las pistas si quieren encontrarme". Los profesores se miraron desconcertados. ¿Qué tipo de juego era ese? Sin embargo, sabían que debían seguir las indicaciones si querían descubrir qué le había pasado a su colega desaparecido.

La primera pista los llevó al laboratorio de ciencias donde encontraron un frasco con una nota dentro que decía: "Sigue hacia arriba". Luego hallaron otra pista en el patio trasero del colegio: "Gira hacia tu izquierda".

Así continuaron siguiendo las pistas por toda la escuela hasta llegar al último lugar inesperado: el techo del edificio. Allí encontraron al profesor Martín sosteniendo un telescopio apuntando hacia el cielo estrellado. "¿Martín, qué haces aquí arriba?", preguntó sorprendida la señorita Rosa.

Martín sonrió y les explicó emocionado: "Quería mostrarles algo especial. A veces necesitamos cambiar nuestra perspectiva para descubrir cosas maravillosas que están más allá de lo cotidiano".

Les invitó a mirar por el telescopio y quedaron maravillados al ver las constelaciones brillando en todo su esplendor. Fue un momento mágico lleno de asombro y aprendizaje para todos los presentes. Desde ese día, los profesores entendieron que siempre hay maneras creativas e inesperadas de resolver problemas y enfrentar desafíos.

Y cada vez que miraban al cielo estrellado recordaban la valiosa lección aprendida gracias a la aventura del profesor Martín en aquella tarde inolvidable.

FIN.

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