El misterio de la fotosíntesis



Había una vez en un pequeño pueblo llamado Verdegracia, donde todas las plantas vivían felices y saludables gracias a la gran cuidadora de la naturaleza, la abuela Margarita.

Ella era una mujer sabia que conocía todos los secretos de la fotosíntesis y enseñaba a todos los habitantes del pueblo sobre la importancia de las plantas para la vida en la Tierra. - ¡Buenos días, queridas plantitas! -saludaba la abuela Margarita cada mañana mientras regaba y acariciaba cada hojita.

Un día, el malvado señor Dioxina, un ser egoísta que odiaba las plantas, decidió robar la luz del sol para que las plantas no pudieran hacer fotosíntesis. El pueblo de Verdegracia se sumió en la oscuridad y las plantas empezaron a marchitarse.

Los habitantes del pueblo estaban desesperados y acudieron a la abuela Margarita en busca de ayuda. - ¡Tranquilos, queridos! ¡No todo está perdido! -dijo la abuela Margarita con determinación.

Con la ayuda de los niños del pueblo, la abuela Margarita ideó un plan para recuperar la luz del sol. Construyeron grandes espejos y los colocaron estratégicamente para reflejar la luz del sol hacia todas las plantas.

Poco a poco, las plantas comenzaron a recuperarse y la luz volvió a brillar en Verdegracia. El señor Dioxina, al ver que su malvado plan había sido frustrado, decidió arrepentirse y prometió cuidar las plantas en adelante.

Desde ese día, todos en Verdegracia aprendieron la importancia de la fotosíntesis y el cuidado de las plantas. La abuela Margarita continuó enseñando sus saberes a las futuras generaciones, asegurándose de que el pueblo de Verdegracia siempre floreciera en armonía con la naturaleza.

FIN.

Dirección del Cuentito copiada!