El Misterio de La Gran Biblioteca



Era una tarde soleada en el pequeño pueblo de Carmencita, donde Carmen, de 16 años, y Sara, de 12, vivían una vida tranquila y llena de aventuras. Ambas eran conocidas por su dedicación a los estudios y por su amor por la lectura. Pero ese día, algo diferente se avecinaba.

Mientras estudiaban en el jardín de su casa, Sara, la menor, miró hacia el horizonte.

"Carmen, ¿no te parece que hay algo extraño en la biblioteca del pueblo hoy?"

Carmen, que estaba concentrada en su libro de matemáticas, levantó la vista.

"¿Extraño? ¿Te referís a que está cerrada un viernes?"

"No solo eso, veo luces brillantes dentro, como si estuvieran haciendo una fiesta pero no hay nadie por fuera…"

Curiosas, las hermanas decidieron investigar.

Cuando llegaron a la biblioteca, encontraron la puerta entreabierta.

"Carmen, ¿entramos? Puede que haya algo emocionante esperándonos," dijo Sara, con un brillo de aventura en sus ojos.

"Vamos, pero con cuidado," respondió Carmen, empujando la puerta con suavidad.

Al entrar, encontraron un lugar lleno de libros desparramados por el suelo. Las luces venían de una vieja lámpara en el centro del lugar.

"Esto parece una escena de una película de misterio," susurró Sara, intrigada.

"¿Y si se llevaron los libros? Necesitamos averiguarlo," dijo Carmen, decidida.

Mientras revisaban el lugar, de repente, escucharon un susurro.

"¿Quién anda ahí?"

Las hermanas se dieron un susto tremendo y se escondieron detrás de una estantería. Desde allí vieron a una figura encapuchada revisando un libro antiguo.

"Creo que deberíamos salir de aquí," dijo Carmen con voz temblorosa.

"¿Y dejar que un extraño se lleve los libros? No, tenemos que hacer algo," respondió Sara, mirándola con determinación.

Carmen, aunque un poco asustada, sabía que su hermana tenía razón. Juntas decidieron confrontar a la figura.

"¡Alto ahí!" gritó Carmen.

La figura se dio vuelta, dejando caer el libro. Al quitarse la capucha, reveló que era su vecina, Doña Lucía, conocida por su amor por los libros pero también por ser algo excéntrica.

"¡Oh, cielos!" exclamó Doña Lucía. "No quería asustarlas, solo estaba restaurando estos libros antiguos. La biblioteca cierra cada vez que tengo una reunión con el club de lectura y hoy estamos organizando un evento especial."

"¿Y por qué no nos invitaron?" preguntó Sara, decepcionada.

"Lo siento, chicas. Creí que preferirían estudiar. Pero de hecho, ¡las necesito! Necesitamos su ayuda para organizarlo todo. ¿Quieren participar?"

"¡Claro!" respondieron ambas al unísono, llenas de emoción.

Así fue como Carmen y Sara se unieron a Doña Lucía y a los demás miembros del club para preparar una mágica noche de lectura. Cada una aportó su creatividad: Sara diseñó carteles coloridos y Carmen organizó un horario para los lecturas.

La noche del evento fue un éxito rotundo. Los habitantes de Carmencita pudieron disfrutar de cuentos fantásticos, poesía y hasta obras de teatro preparadas por los chicos del pueblo.

"Nunca pensé que participar en esto sería tan divertido," dijo Carmen, mirando a su hermana.

"Sí, y aprendimos un montón sobre trabajo en equipo, ¿no?" agregó Sara con una sonrisa.

Después del evento, Doña Lucía se acercó a las chicas.

"Gracias, Carmen y Sara. Ustedes hicieron este evento posible. Me encantaría que sean parte del club de lectura, pueden aportar ideas nuevas y creatividad."

"¿De verdad? ¡Nos encantaría!" exclamó Sara, abrazando a su hermana.

"Está decidido, seremos las más jóvenes en el club de lectura," dijo Carmen, radiante de orgullo.

Ambas aprendieron que a veces los misterios pueden llevar a oportunidades maravillosas. Y así, Carmen y Sara continuaron su camino en la búsqueda del conocimiento, sabiendo que juntas siempre podrían enfrentar lo inesperado.

FIN.

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