El misterio de la granja desaparecida
En una hermosa granja en el campo argentino vivían el Granjero Juan, su fiel amigo Toro, el gallo cantor Panchito y la simpática cabra Margarita.
Todos los días trabajaban juntos cuidando la granja y disfrutando de la amistad que los unía. Una mañana, al despertar, descubrieron con tristeza y enojo que alguien había entrado a la granja durante la noche y había robado toda la comida que habían preparado con tanto esfuerzo.
El maíz para Toro, las semillas para Panchito, las verduras para Margarita... ¡todo se había ido!"¡Ay no! ¿Qué vamos a hacer ahora sin comida?", exclamó preocupado Granjero Juan.
"¡Esto es terrible! ¡No podemos quedarnos de brazos cruzados!", dijo Toro con determinación. "¡Tenemos que encontrar al ladrón y recuperar nuestra comida!", cacareó Panchito con valentía. "¡Sí! ¡Vamos a atraparlo cueste lo que cueste!", baló Margarita decidida.
Así fue como los cuatro amigos decidieron emprender un viaje por el campo en busca del ladrón. Durante su recorrido, se encontraron con varios animales del bosque que les dieron pistas sobre quién podría ser el responsable del robo.
Escucharon hablar de un zorro astuto que solía merodear por la zona en busca de comida fácil. Finalmente, luego de seguir varias pistas, lograron encontrar al zorro escondido en su madriguera junto a un montón de bolsas de comida robada.
El zorro intentó escapar, pero gracias a la astucia de Panchito y a la fuerza de Toro lograron atraparlo antes de que pudiera huir. "¡Ahora dinos por qué robaste nuestra comida!", preguntó Granjero Juan con firmeza.
El zorro, sintiéndose acorralado, confesó que estaba cansado de buscar comida por su cuenta y pensó que sería más fácil robarla de la granja. Pero al ver la determinación y el trabajo duro de los amigos para recuperar lo suyo, sintió remordimiento por lo que había hecho.
"Lo siento mucho... no volveré a hacerlo", dijo el zorro arrepentido. Conmovidos por sus palabras sinceras, los amigos decidieron perdonarlo bajo una condición: ayudaría en adelante en tareas sencillas en la granja para ganarse su propia comida trabajando honestamente.
El zorro aceptó felizmente y demostró ser un valioso miembro más del equipo. Desde ese día, todos aprendieron una importante lección sobre trabajar juntos, valorar lo propio y perdonar los errores del pasado.
La amistad entre Granjero Juan, Toro, Panchito, Margarita y el Zorro se fortaleció aún más gracias a esa experiencia compartida. Y juntos continuaron cuidando su amada granja con alegría y solidaridad.
FIN.