El Misterio de la Isla de los Colores



Había una vez, en un pequeño pueblo cerca del mar, un grupo de amigos: Tomás, Laura, Felipe y su perrito Max.

Siempre estaban en busca de aventuras, y un día decidieron explorar la isla de los colores, un lugar lleno de leyendas y secretos. n n“Dicen que en la isla hay un árbol mágico que cambia de color según las emociones”, comentó Laura, mientras miraba el mapa que habían encontrado en el viejo desván de su abuelo.

nn“¿Y si lo encontramos y vemos cómo cambia? ” propuso Felipe, entusiasmado. nn“¡Vamos a la isla! ” ladró Max, moviendo su cola con energía. nnLos amigos subieron a un pequeño bote que habían alquilado y comenzaron a remar hacia la isla.

Después de un rato, llegaron a la playa y se sorprendieron al ver que todo estaba cubierto de colores vibrantes. Las flores eran azules, los árboles eran naranjas, y el cielo se pintaba de un verde brillante. nn“Es hermoso”, dijo Tomás, maravillado.

“¿Dónde estará el árbol mágico? ” nnMientras caminaban, escucharon un susurro entre las hojas. nn“¿Escucharon eso? ” preguntó Laura, asustada. nn“Puede ser el árbol, ¡vamos a buscarlo! ” respondió Felipe, con la emoción a flor de piel.

nnSiguieron el sendero que los guiaba por la isla hasta llegar a una colina. Allí, en la cima, encontraron un árbol gigante cubierto de flores de todos los colores del arcoíris. nn“¡Es increíble! ” exclamó Tomás.

“¡Y parece que está hablando! ” nn“¡Hola, pequeños aventureros! ” dijo el árbol con una voz suave, como un canto. “Soy el Árbol de los Colores. Vengo a compartir mis secretos con ustedes”. nnLos amigos estaban asombrados. nn“¿Cómo cambias de color? ” preguntó Felipe con curiosidad.

nn“Mis colores cambian según las emociones de quienes me rodean”, explicó el árbol. “Cada vez que uno de ustedes siente algo profundo, yo respondo. ¿Qué les gustaría compartir? ” nnLaura, con un brillo en los ojos, se atrevió a hablar.

nn“Me siento feliz cuando estoy con mis amigos, cuando reímos y jugamos. Siempre quiero que esos momentos sean eternos”. nnEl árbol comenzó a brillar en un color amarillo brillante. nn“Esa es una hermosa emoción, Laura. La felicidad es contagiosa”, respondió el árbol.

nn“Yo me siento frustrado a veces, cuando no comprendo algo en la escuela”, confesó Felipe. nnEl árbol se tornó de un color naranja. nn“Es normal sentirse frustrado. Pero recuerda que es parte del aprendizaje.

Si te esfuerzas, verás que puedes superar esos momentos”, dijo el árbol, y los amigos asintieron. nnMax, el perrito, ladró con alegría, como si entendiera la conversación, y todos rieron. nn“¿Y tú, Tomás? ” preguntó la voz del árbol.

nnTomás pensó un instante y dijo: nn“Me siento asustado a veces, especialmente cuando tengo que hablar enfrente de muchos. Pero quiero aprender a ser más valiente”. nnDe inmediato, el árbol se iluminó en un color azul profundo. nn“Reconocer tus miedos es el primer paso para superarlos, Tomás.

La valentía no significa no sentir miedo, sino afrontar esos momentos a pesar de él”, aconsejó el árbol. nnEn ese momento, el árbol empezó a desprender pequeñas luces de colores que flotaban a su alrededor. nn“Recuerden que está bien sentir, y que cada emoción tiene su lugar.

Aprendan a valorar tanto la felicidad como los desafíos.”, continuó el árbol. nn“Gracias, árbol. Nunca lo habíamos visto de este modo”, dijeron todos juntos. nn“Ahora, mi querido Max, ¿qué sendas te gustaría seguir? ”, preguntó el árbol sonriente.

nnMax dio vueltas alrededor y ladró con alegría. Todos rieron de nuevo. nnAl final, se despidieron del árbol y volvieron a casa. A partir de aquel día, se alentaron a expresar sus emociones y a apoyarse mutuamente.

nnCon el tiempo, aprendieron que no solo la felicidad, sino también la frustración y el miedo, eran parte de la vida. Así, su amistad se hizo más fuerte.

nn“Siempre llevaremos los colores del árbol en nuestro corazón”, dijo Laura, mientras se alejaban de la isla, viendo el atardecer que pintaba el cielo. nnY así, el árbol de los colores quedó en su memoria, recordándoles que cada emoción tiene su color y su importancia.

FIN.

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