El Misterio de la Laguna Brillante
En un hermoso día en la provincia de Julcán, donde las montañas verdes songuardan secretos, una adorable niña llamada Lucía decidió explorar los alrededores de su casa después de escuchar historias sobre una laguna mágica que brillaba con los colores del arcoíris.
"Mamá, ¿puedo ir a buscar la Laguna Brillante?" - preguntó entusiasmada Lucía.
"Claro, pero ten cuidado. Si escuchas ruidos extraños, vuelve enseguida" - respondió su madre con una sonrisa.
Lucía partió con su mochila llena de bocadillos y su cuaderno para dibujar. Mientras caminaba, escuchó el canto de los pájaros y vio mariposas que danzaban en el aire.
De repente, se topó con un conejo.
"Hola, conejo. ¿Has visto la Laguna Brillante?" - preguntó Lucía.
El conejo, que llevaba una pequeña bufanda, respondió emocionado.
"¡Sí! Pero no es fácil de encontrar. Necesitas seguir el sonido de las risas."
Lucía decidió seguir el consejo del conocho. Caminó y caminó, hasta que escuchó una risa a lo lejos. La siguió y llegó a un claro donde encontró a tres amiguitos: Tomás, Sol, y el goloso de perro, Choco.
"¿Qué hacen aquí?" - preguntó Lucía, sorprendida.
"Estamos jugando a encontrarnos y por casualidad hacemos reír a Choco" - explicó Sol, mientras le lanzaba un trozo de galleta.
"Les invito a buscar la Laguna Brillante. El conejo me dijo que la encontremos siguiendo el sonido de las risas" - informó Lucía.
Tomás, siempre curioso, sugirió:
"¡Vamos! Pero debemos hacer un plan."
Los cuatro amigos decidieron formar un grupo. Caminando juntos, realizaron un juego donde ibas dando una pista y el siguiente debía hacer un ruidito o reír. Cada vez que reían, el brillo de una luz se hacía más intenso a lo lejos.
Después de un rato, encontraron un camino lleno de flores brillantes que parecían guiarlos.
Tocaron a la puerta de un enorme árbol.
"¿Quién vive aquí?" - preguntaron al unísono.
Desde el interior del árbol salió una anciana llena de sabiduría chiamada Abuela Violeta.
"¿Buscan la Laguna Brillante?" - les preguntó.
"Sí, Abuela. Hicimos un plan y seguimos el sonido de las risas."
"Para encontrarla, deben mostrar su amistad y compartir. ¡Como un buen equipo!" - explicó la abuela.
Los chicos se miraron y, asintiendo, decidieron hacer una actividad creativa.
"Vamos a hacer cada uno un dibujo sobre lo que creemos que es la Laguna Brillante" - propuso Lucía.
Así lo hicieron. Cada uno aportó su creatividad y al final unieron sus dibujos en un gran papel. Al terminar, la abuela sonrió y les indicó seguir un camino detrás del árbol.
Cuando llegaron, se encontraban ante la más hermosa y brillante laguna. Sus colores iluminaban todo a su alrededor. Era un espectáculo de luces y colores.
"¡Lo logramos!" - exclamó Sol.
"Me encanta compartir con ustedes. Gracias por ser mis amigos" - dijo Lucía mientras saltaba de alegría.
Con una sonrisa triunfante, los niños se lanzaron al agua y rieron juntos, disfrutando del momento y creando nuevos recuerdos. Al caer la tarde, sabían que no solo habían encontrado la Laguna Brillante, sino que también habían hecho un hermoso viaje lleno de amistad.
Abuela Violeta desde la distancia observaba con una gran sonrisa.
"Ellos aprenderán que la verdadera magia no está solo en la laguna, sino en la amistad y la colaboración."
Y así, con sus corazones llenos de alegría, Lucía, Tomás, Sol y Choco regresaron a casa, listos para contarle a todos sobre su gran aventura en la mágica Laguna Brillante.
Las luces danzantes de la laguna los acompañaron por siempre en sus corazones, recordándoles que el valor de la amistad brilla más que cualquier tesoro.
FIN.