El misterio de la Luna



Noah era un niño curioso que siempre se preguntaba por qué la luna cambiaba de forma. Cada noche, observaba con fascinación cómo la luz de la luna dibujaba diferentes patrones en el cielo. Un día, decidió preguntar a su mamá quién era el encargado de cortar la luna, pero su mamá no supo darle una respuesta precisa. Intrigado, Noah decidió emprender un viaje para descubrir el misterio por sí mismo.

Recorrió los campos, preguntó a los animales y consultó a las estrellas, pero nadie le pudo dar una respuesta satisfactoria. Desanimado, regresó a casa sin haber encontrado la respuesta que tanto anhelaba.

Fue entonces cuando su hermana menor, Sofía, se acercó a él con una sonrisa traviesa en el rostro. ‘Noah, ¿sabes por qué la luna cambia de forma? ’ -preguntó Sofía. Noah la miró con curiosidad, esperando escuchar la respuesta que tanto había buscado. Sofía le explicó con entusiasmo que la luna no la cortaba nadie, sino que su forma cambiaba a medida que viajaba alrededor de la Tierra, reflejando la luz del sol de distintas maneras. Noah escuchó con asombro la explicación de su hermana, y finalmente entendió el misterio que lo había intrigado tanto.

Desde ese día, Noah comprendió que la belleza de la luna radicaba en su constante transformación, y aprendió a apreciar sus diferentes fases. Y aunque ya no se preguntaba quién cortaba la luna, seguía maravillándose con su luz en el cielo nocturno.

FIN.

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