El misterio de la luna llena


Era una noche de luna llena, y Juan y María caminaban de regreso a sus casas después de haber pasado la tarde jugando en el parque.

Mientras cruzaban por un callejón oscuro, se encontraron con una figura misteriosa parada en medio del camino. Era una persona muy extraña, con una capa larga y sombrero que cubría su rostro. Los niños sintieron un escalofrío recorrer sus cuerpos, pero decidieron acercarse para ver quién era.

- ¡Hola! ¿Quién eres? - preguntó Juan con valentía. La misteriosa figura levantó lentamente la cabeza y les dijo: - Soy el guardián de la Luna, y necesito su ayuda para solucionar un problema que está afectando a nuestro satélite.

Juan y María se miraron sorprendidos, sin poder creer lo que estaban escuchando. El guardián de la Luna les explicó que una rara criatura llamada Sombrío se estaba apoderando de la luz lunar, y si no hacían algo al respecto, la luna desaparecería por completo.

Los niños asintieron con determinación y se ofrecieron a ayudar en la misión. Juntos, emprendieron un viaje hacia la montaña más alta, donde se decía que habitaba Sombrío. En el camino, enfrentaron desafíos y obstáculos, pero nunca perdieron la esperanza.

Finalmente, llegaron a la cima de la montaña, donde encontraron a Sombrío atrapando pequeñas luces de la luna. Con astucia e ingenio, Juan y María idearon un plan para liberar las luces y devolver la luminosidad a la luna.

Al ver su plan en acción, Sombrío se transformó en una criatura amigable y agradecida, prometiendo cuidar la luz lunar en lugar de robarla.

El guardián de la Luna los felicitó por su valentía y determinación, y les dijo que siempre serían recordados como los héroes de la luna llena. Con una sonrisa radiante, los niños regresaron a sus casas, sabiendo que habían logrado algo extraordinario esa noche.

Desde entonces, cada vez que veían la luna llena en el cielo, recordaban su gran aventura y la importancia de cuidar y proteger aquello que amamos.

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