El misterio de la luna y la noche




Érase una vez en un tranquilo pueblo, donde todas las noches los niños se reunían en la plaza para observar la luna. Todos estaban fascinados por su brillo plateado y sus formas caprichosas, pero nadie sabía por qué la luna se escondía durante el día. Un día, los niños decidieron resolver el misterio.

Un grupo de valientes amigos, formado por Ana, Martín, Tomás y Sofía, se reunieron secretamente en la plaza una tarde, decididos a descubrir el porqué de ese extraño comportamiento lunar. "Escuché a mi abuela decir que la luna duerme durante el día", dijo Ana. "Sí, y que se despierta cuando el sol se va a dormir", agregó Martín. Decididos a comprobarlo, idearon un plan para mantenerse despiertos durante la noche y espiar a la luna.

Esa noche, los niños se prepararon con mantas, almohadas y un picnic de deliciosa comida. Se apostaron en la plaza, con la mirada fija en la luna. Pasaron las horas y, cuando el cansancio empezaba a invadir sus ojos, la luna finalmente apareció en el cielo. Brillaba como nunca y parecía saludar a los niños con su luz plateada. Entonces, algo inesperado sucedió: la luna les habló. "¿Qué hacen despiertos a esta hora, amiguitos?", dijo la luna con una voz suave y misteriosa. Los niños no podían creerlo. "Nos preguntábamos por qué te escondes durante el día", dijo Tomás. "Ah, eso es porque necesito descansar para poder brillar con fuerza durante la noche. También me encanta observar a todos los niños jugando y soñando conmigo", respondió la luna. Los niños escuchaban atentamente, maravillados por poder conversar con la luna. "Ahora entiendo", dijo Sofía. "Sí, y estoy feliz de haber hablado con ustedes, pero ahora es hora de que vayan a dormir para que también ustedes puedan brillar con fuerza mañana", dijo la luna con cariño. Los niños se despidieron de la luna y, con una sonrisa en sus rostros, se fueron a dormir, sabiendo que siempre podrían contar con su amiga en el cielo. Desde esa noche, los niños nunca más se preguntaron por qué la luna se escondía durante el día, y siempre la saludaban con una sonrisa antes de ir a dormir.

Moraleja: La luna nos acompaña cada noche, pero también necesita su descanso para brillar con fuerza. Así como la luna, los niños también necesitan descansar para poder brillar durante el día.

FIN.

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