El Misterio de la Luz



Había una vez en un pequeño pueblo, un grupo de amigos que se llamaban Sofía, Tomás y Lucas. Ellos eran muy curiosos y les encantaba descubrir cosas nuevas. Un día, decidieron explorar el viejo faro que se encontraba en la cima de una colina.

"¡Miren eso!" Dijo Sofía, señalando un brillante rayo de luz que salía del faro.

"¿Por qué brilla tanto?" preguntó Tomás, sorprendido.

"La luz es increíble, tiene muchas historias que contar", agregó Lucas, con una sonrisa.

Mientras subían la colina, Lucas comenzó a explicar lo que sabía sobre la luz.

"La luz viaja a través del espacio como un rayo súper veloz. ¡Es más rápida que cualquier cosa!"

"¿De verdad?" preguntó Tomás, asombrado.

"Sí, ¡puede recorrer la distancia de la Tierra a la Luna en apenas un segundo!" respondió Lucas.

Cuando llegaron al faro, encontraron una lámpara antigua que no había encendido por años.

"¿Por qué no brilla?" preguntó Sofía, mirando la lámpara con curiosidad.

"Porque necesita energía, como la electricidad para iluminarse," explicó Tomás.

"Vamos a descubrir cómo hacerla brillar de nuevo!" dijo Lucas emocionado.

Los amigos comenzaron a investigar. Buscaron pilas, cables y todo lo que pudieron encontrar. Tras varios intentos y con algunas risas, finalmente lograron encender la lámpara.

"¡Lo logramos!" gritaron todos a la vez, y la luz del faro comenzó a brillar intensamente.

Al ver la luz, notaron que el mundo a su alrededor se llenaba de colores. Sofía exclamó:

"Miren, el sol también es luz pero de otro tipo, ¡y está lleno de colores!"

"Exactamente, Sofía. La luz blanca del sol está formada por un montón de colores que podemos ver al usar un prisma," dijo Lucas.

Intrigados, decidieron usar un prisma que había en la lámpara. Al hacerlo, observaron cómo la luz se descomponía en un arcoíris hermoso.

"¡Es un arcoíris en miniatura!" comentó Tomás, maravillado.

"Y eso pasa porque la luz se refracta, ¡cambia de dirección cuando pasa por el prisma!" explicó Lucas con entusiasmo.

Una adecuada reflexión de la luz sorprendió a los amigos.

"¿Reflectar la luz?" preguntó Sofía.

"Sí, como un espejo. La luz rebota como una pelota al chocar contra el espejo!" dijo Tomás mientras señalaba su reflejo en una charquita.

Con todas estas nuevas ideas, decidieron bajar de la colina y contarle al resto de su pueblo sobre el maravilloso mundo de la luz.

"¡Vamos a compartir nuestro descubrimiento con todos!" dijo Lucas emocionado.

Desde aquel día, el trío de amigos se convirtió en los ‘Exploradores de la Luz’, llenando su pueblo de historias sobre cómo la luz forma colores, viaja rápido y refleja en los espejos. Y así, cada vez que miraban un rayo de luz, recordaban la gran aventura que habían vivido juntos.

Así aprendieron no sólo sobre la luz, sino también sobre la importancia de la curiosidad y la amistad.

FIN.

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