El Misterio de la Luz en el Bosque
Era una noche oscura y silenciosa en el pequeño pueblo de Bellavista. Un grupo de amigos decidió aventurarse al bosque que rodeaba su hogar. Lucía, Fabián, Lucca, Kiara, Paz, Korina, Thiago, Lucas y Ehyver estaban ansiosos por descubrir que había detrás de una misteriosa luz que cada noche brillaba entre los árboles.
"¿Vieron esa luz que aparece cada noche?", preguntó Kiara, con un brillo de emoción en sus ojos.
"Sí, se siente como si nos estuviera llamando", respondió Lucca, animando a todos a ir a investigar.
Los amigos traían linternas y un montón de bocadillos. Corrieron hacia el bosque riéndose y contando historias de fantasmas. Sin embargo, a medida que se adentraban en la oscuridad, la atmósfera cambiaba. El silencio se hacía más profundo y cada crujido de ramas parecía ser un secreto del bosque.
"¿Están seguros de que deberíamos seguir adelante?", preguntó Paz, un poco asustada.
"¡Claro que sí!", exclamó Fabián, tratando de tranquilizarla. "Si nos asustamos ahora, nunca sabremos qué es esa luz."
Finalmente, llegaron a un claro donde la luz brillante pulsaba. Era resplandor hermoso y enigmático. Todos se miraron sorprendidos.
"¡Mirad!", dijo Ehyver, apuntando hacia el destello.
De repente, la luz se apagó. El grupo se miró nervioso. ¿Qué debía ser eso?"Quizás deberíamos volver a casa", sugirió Korina con un tono de preocupación.
"No, no, no podemos darnos por vencidos ahora", afirmó Thiago. "Debemos averiguar de dónde viene."
Encaminados por la curiosidad, se acercaron con cautela. Al llegar al centro del claro, descubrieron que la luz era un grupo de luciérnagas que danzaban entre sí, creando un espectáculo mágico. Todos se sintieron aliviados y fascinados.
"¡Son hermosas!", dijo Lucas, maravillado por la vista.
"Nunca había visto algo así", agregó Kiara, iluminando el lugar con su linterna.
Sin embargo, de repente se escuchó un fuerte ruido detrás de ellos. Todos se dieron vuelta asustados. Era un pequeño ciervo que había pisado una rama seca.
"No se asusten, sólo es un animal", dijo Fabián, intentando tranquilizarlos de nuevo.
El ciervo parecía perderse entre las luciérnagas, y el grupo decidió seguirlo. Sin pensarlo dos veces, comenzaron a caminar tras el ciervo, que los guió a un rincón del bosque donde todos los colores, olores y sonidos parecían más intensos.
"¿Por qué no habíamos venido aquí antes?", se preguntó Lucía, viendo a su alrededor.
De pronto, el ciervo se detuvo y miró a los niños. Era como si les estuviera diciendo algo. Uno a uno, los chicos se acercaron y se dieron cuenta de que el ciervo había llevado a ellos a un mágico bosque lleno de vida.
"Debemos cuidar de este lugar", sugirió Paz, que había visto lo hermosa que era la naturaleza a su alrededor.
"Sí, y podemos venir cada semana", propuso Ehyver. "Podemos limpiar y asegurarnos de que se mantenga hermoso."
Los amigos se pusieron de acuerdo. Cada semana después de la escuela irían al bosque para cuidar de él y mantenerlo limpio. Habían aprendido que el misterio de la luz no solo era un espectáculo, sino que también era un recordatorio de que al cuidar de la naturaleza, estaban cuidándose a sí mismos.
"¡Vamos a ser guardianes de este lugar!", gritó Lucca entusiasmado.
Desde ese día, cada vez que se reunían, llevaban bolsas para recoger basura, regaban plantas y cuidaban a los animales. La luz de las luciérnagas se convirtió en un símbolo de su amistad y su amor por el medio ambiente. Y el bosque prosperó, mostrando su belleza a todos quienes quisieran pasear por él.
Así, con su esfuerzo, los amigos transformaron una aventura de miedo en un hermoso descubrimiento. Aprendieron que al unirse y trabajar juntos, podían hacer del mundo un lugar mejor y lleno de magia, haciendo de cada noche una celebración de la luz y la amistad.
FIN.