El Misterio de la Luz en la Biblioteca



Era una tarde tranquila en Santa Clara. Lucas, Emilia y Diego estaban en el parque, disfrutando del sol y del aire fresco. Se reían, compartían anécdotas de la escuela y planeaban qué hacer durante el fin de semana.

De repente, escucharon a la señora Gómez, una vecina conocida por su curiosidad, hablando animadamente con el cartero.

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Anoche vi una luz extraña dentro de la biblioteca - decía la señora Gómez, susurrando con un tono intrigante.

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¿La biblioteca? - preguntó el cartero, con una ceja levantada.

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Sí, sí. Estaba cerrada, pero había una luz brillante. Me pareció muy raro… - añadía la señora Gómez.

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¡Eso suena interesante! - exclamó Emilia, visiblemente emocionada. -

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¿Podríamos ir a investigar? - sugirió Lucas, con una chispa de aventura en sus ojos.

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Sí, ¡hagámoslo! - dijo Diego, ya imaginando las posibilidades.

Los tres amigos decidieron que esa noche visitarían la biblioteca. Mientras se preparaban, pensaron en qué podrían necesitar. Lucas se acordó de llevar una linterna, Emilia llevó su cuaderno para anotar lo que encontraran y Diego, siempre el más cauteloso, se llevó un pequeño silbato en caso de emergencia.

Cuando cayó la noche, el trío se dirigió hacia la biblioteca. Las sombras de los árboles creaban formas extrañas en el camino, y todos sentían un cosquilleo de emoción mezclado con nervios. Al llegar, se dieron cuenta de que, efectivamente, había una luz titilando por la ventana principal.

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¿Ves? ¡La señora Gómez tenía razón! - susurró Emilia.

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¿Y si hay fantasmas? - preguntó Diego, llenándose de dudas.

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No se puede saber hasta que no entremos - afirmó Lucas, decidido.

Con valentía, empujaron la puerta, que estaba ligeramente abierta. El sonido de la bisagra resonó en la oscuridad y los tres amigos entraron, iluminando el lugar con la linterna de Lucas.

Dentro, todo estaba en silencio, salvo por el suave crujido de las hojas secas en el suelo y el tenue brillo que provenía del fondo. Se acercaron con cuidado y vieron una pequeña luz danzante.

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¿Qué es eso? - preguntó Emilia, acercándose un poco más.

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¡Es hermosa! - exclamó Lucas al ver que era una luciérnaga que había entrado volando.

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¿Una luciérnaga dentro de la biblioteca? ¡Es raro! - observó Diego.

La luciérnaga comenzó a volar más rápido, como invitándolos a seguirla. Sin pensarlo, se lanzaron en su persecución, siguiendo el mágico destello por los pasillos de la biblioteca. Pero a medida que corrían, comenzaron a notar cosas extrañas. Primero, una sección de libros empezaba a brillar de forma similar a la luciérnaga.

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¡Miren! - señaló Emilia. -

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Tal vez esos libros están encantados - bromeó Lucas.

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O pueden contar una historia - sugirió Diego.

Decidieron acercarse y al tocar uno de los libros, se dio un impulso de luz que los envolvió por completo. En un instante, los tres amigos se encontraron en un mundo de fantasía, rodeados de personajes de los cuentos que habían leído.

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¡Vaya! ¿Estamos soñando? - preguntó Diego, con los ojos muy abiertos.

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Esto es increíble - dijo Emilia, con una sonrisa.

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¡Vamos a explorar! - exclamó Lucas, aún asombrado.

Mientras caminaban, conocieron a una princesa amable, un dragón que no quería asustar a nadie y hasta un mago que les ofreció un deseo. Sin embargo, algo les decía que para regresar debían encontrar el libro del que habían salido.

Después de muchas aventuras, y tras ayudar a resolver algunos problemas en ese mundo mágico, se dieron cuenta que el libro estaba en una estantería, y que al colocar su mano en él podría permitirles volver.

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¡Hasta luego, amigos! - dijo la princesa, despidiéndose con tristeza.

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Nos llevaremos esta aventura en el corazón - añadió Emilia.

Y, con un último destello de luz, los tres amigos regresaron a la biblioteca. Se encontraron nuevamente en la oscuridad, la luciérnaga ya se había ido.

El libro donde habían estado aún brillaba, y Lucas, Emilia y Diego lo miraron con alegría y contribución por todo lo que habían vivido.

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¡Esto hay que contarle a la señora Gómez! - dijo Diego entusiasmado.

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Sí, y también podemos organizar una noche de lectura en la biblioteca - propuso Emilia.

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¡Me encanta! Tal vez otros niños también quieran conocer el mundo de los libros - agregó Lucas.

Los tres amigos sonrieron, sabiendo que esa aventura no solo les había permitido conocer un mundo mágico, sino que también les había hecho más cercanos como amigos. Salieron de la biblioteca con nuevas ideas y un compromiso de compartir su experiencia, convencidos de que los libros tienen historias que pueden unir a las personas.

Y así, juntos, descubrieron que la imaginación no tiene límites y que cada libro es una puerta abierta a nuevas aventuras.

FIN.

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