El misterio de la manzana azul
En un bosque encantado, vivía un gato azul llamado Matisse. Matisse era conocido por su curiosidad y su amor por las aventuras. Un día, mientras paseaba por el bosque, se encontró con una casa muy peculiar.
Esta casa estaba hecha completamente de dulces y tenía un tejado de chocolate. Matisse, emocionado, decidió entrar y explorar.
Dentro de la casa, se topó con una mesa en la que había una sola manzana, pero esta manzana era de un color inusual: ¡era azul brillante! - ¿Qué maravilla es esta? - se preguntó Matisse.
Decidió probar un mordisco de la manzana azul, y de repente, ¡todo a su alrededor empezó a cambiar de color! El suelo se volvió rosa, las paredes se tornaron verdes y la mesa se volvió naranja. Matisse se dio cuenta de que la manzana azul tenía poderes mágicos. Justo en ese momento, apareció la dueña de la casa, una hada amable llamada Violeta.
Ella le explicó que la manzana azul tenía el poder de transformar la realidad. Sin embargo, le advirtió que debía usar ese poder con responsabilidad. Matisse, emocionado por esta revelación, decidió ayudar a otros animales del bosque con la magia de la manzana azul.
Pronto, Matisse y sus amigos estaban arreglando problemas y embelleciendo el bosque con la ayuda de la manzana mágica.
Sin embargo, un día, un pájaro malvado llamado Don Gruñón robó la manzana azul con la intención de usar su magia para sus propios planes egoístas. Matisse, con valentía y astucia, ideó un plan para recuperar la manzana y devolverla a su legítima dueña, la hada Violeta.
Con la ayuda de sus amigos, lograron vencer a Don Gruñón y devolver la manzana azul a su lugar seguro en la mesa de la casa de dulces. Desde ese día, Matisse aprendió que la verdadera magia radica en la amistad, la solidaridad y el cuidado responsable de los dones especiales.
Y cada vez que miraba la manzana azul, recordaba que la verdadera belleza y la magia estaban en el corazón de quienes la usaban para hacer el bien.
FIN.