El misterio de la manzana en el colegio de brujas
Había una vez en el Colegio de Brujas de la Ciudad Mágica, un misterio que tenía a todos intrigados.
Todo comenzó en la clase de pociones, cuando la maestra, la bruja Agatha, descubrió que una de las manzanas de su escritorio había desaparecido misteriosamente. - ¡Ay, no puede ser! ¡Una de mis preciosas manzanas ha desaparecido! - exclamó la bruja Agatha con asombro. Las brujitas Luna y Sofía se miraron con preocupación, sabían que debían resolver el enigma.
Juntas comenzaron a investigar, siguiendo pistas por todo el colegio. - Sofía, ¿viste algo extraño ayer por la tarde? - preguntó Luna con determinación. - No, pero creo haber escuchado ruidos en el pasillo de las pociones.
¡Vamos a investigar! - respondió Sofía emocionada. Sigilosamente se adentraron en el pasillo de las pociones, donde descubrieron una manzana mordisqueada escondida detrás de un barril. Sin embargo, no estaban solas.
Detrás de la cortina, vieron al pequeño duende Martín, quien al notar que lo descubrieron, salió corriendo. Las brujitas lo persiguieron por todo el colegio hasta que finalmente lo atraparon. - ¿Por qué tomaste la manzana, Martín? - cuestionó Luna con curiosidad.
- Lo siento, es que siempre quise probar una manzana humana y pensé que nadie se daría cuenta. - respondió Martín avergonzado. Las brujitas compartieron una risa amigable y explicaron al pequeño duende que siempre podía pedirles frutas y que nunca más debía tomar algo sin permiso.
Finalmente, la bruja Agatha agradeció a Luna y Sofía por resolver el misterio y les regaló a cada una una hermosa manzana. Desde ese día, la amistad entre brujas y duendes se fortaleció, recordando que la confianza y la sinceridad son importantes en la convivencia.
Y así, el Colegio de Brujas de la Ciudad Mágica volvió a la tranquilidad, con una lección aprendida y una hermosa amistad nacida de un misterio resuelto.
FIN.