El Misterio de la Manzana Mordida



Era un día soleado en el tranquilo pueblo de Frutilandia, donde los árboles frutales daban una cosecha abundante y los niños pasaban horas jugando en el parque. En el centro de este hermoso lugar, se encontraba un enorme manzano. Todos los niños del pueblo soñaban con probar las deliciosas manzanas que colgaban de sus ramas, pero había una manzana en particular que llamaba la atención: era roja como la pasión, brillante y perfecta… hasta que alguien la mordió. La conmoción recorrió a los habitantes del pueblo, ya que nadie sabía quién había sido el autor de ese misterioso mordisco.

Estaba Clara, una chica curiosa con una gran imaginación y un amor profundo por las aventuras. Cuando escuchó sobre la manzana mordida, se sintió intrigada y decidió investigar. "No puede ser que nadie sepa quién la mordió"- pensó.

Esa tarde, reunió a sus amigos: Miguel, que era siempre el más gracioso; Ana, que sabía mucho sobre plantas; y Lucas, el más valiente del grupo. Clara los convocó en su casa. "Chicos, ¡tenemos que resolver el misterio de la manzana mordida!"-

"¿Y cómo lo haremos?"- preguntó Miguel, riendo. "Podríamos hacer un club de detectives"- sugirió Lucas melodramáticamente. Todos se rieron, pero sabían que era una buena idea.

Al día siguiente, el club de detectives de Frutilandia se reunió bajo el manzano. Clara, la líder, sacó un cuaderno. "Primero, tenemos que investigar a todos los que estuvieron cerca de la manzana. ¿Quién estuvo aquí ayer?"-

"Yo vi a Doña Rita, la pastelería, comprando manzanas en el mercado"- recordó Ana.

"Y yo vi a los chicos del equipo de fútbol, estaban jugando cerca"- añadió Lucas.

Así, la investigación comenzó. Se dividieron en grupos. Clara y Miguel fueron a hablar con Doña Rita. "Doña Rita, ¿usted mordió la manzana?"- preguntó Clara, con la voz firme y valiente.

"¡Por supuesto que no! Solo compré manzanas para hacer tortas. Pero vi a alguien cerca del manzano, era un colibrí"- respondió. "Un colibrí, entonces es un buen inicio"- exclamó Miguel emocionado.

Mientras tanto, Ana y Lucas intentaban averiguar más sobre los chicos del fútbol. Se acercaron al parque, donde los chicos jugaban. "¡Hey! ¿Alguien de ustedes mordió la manzana?"- preguntó Ana. Los chicos rieron y negaron. "No, pero escuchamos que un colibrí estuvo haciendo travesuras cerca de ahí"- dijo uno de ellos.

"¡El mismo colibrí!"- exclamó Lucas. "Sigo sin entender por qué una manzana es tan importante. Solo es un bocado"-

Al final del día, los cuatro amigos se reunieron en la casa de Clara, cansados pero emocionados. "Hasta ahora, tenemos a Doña Rita, a los chicos del fútbol y al colibrí"- decía Ana.

"Y lo que es peor, todavía no sabemos quién fue"- se quejó Miguel.

Pero Clara no estaba lista para rendirse. "Algo no cuadra. La manzana estaba brillante y perfecta, ¿y si el colibrí no solo estaba volando?"-

Decidieron que al día siguiente, irían a buscar al colibrí. Se adentraron en el bosque cercado detrás del manzano. En silencio, intentaron llamarlo. "¡Colibrí, ven aquí!"- gritaban sin mucha esperanza.

De repente, entre las hojas, ellos vieron un pequeño destello. Era el colibrí, que se posó en una rama. "¡Lo encontré!"- gritó Clara. Con suaves movimientos, se acercaron al colibrí.

"Hola, pequeño amigo. ¿fuiste tú quien mordió la manzana?"- preguntó Ana, tiernamente. El colibrí pareció asentir, ¡o eso les pareció!"Tal vez no fue un mordisco real, tal vez sólo estaba buscando un lugar para posarse"- conjeturó Lucas.

De repente, se les ocurrió una idea brillante. "¡Y si el colibrí solo quería un poco de dulce!"- exclamó Miguel entusiasmado.

Decidieron hacer una red de frutas alrededor del manzano, una especie de buffet para el colibrí. Así, todos disfrutarían sin que nadie se molestara.

Al siguiente día, colocaron las frutas y el colibrí llegó. "¡Mirá! Era solo un deseo de compartir"- gritó Clara mientras observaban de lejos cómo el colibrí disfrutaba de los otros frutos.

Con el misterio resuelto, el pueblo se unió para crear un evento donde todos compartieran sus frutas. Así, Frutilandia no solo se convirtió en un lugar donde había dulces manzanas, sino también en un lugar donde todos compartían. La manzana mordida no solo había sido un simple incidente; había lanzado una hermosa aventura de amistad e imaginación.

FIN.

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