El misterio de la mariposa robada



Era un día soleado en el tranquilo pueblo de Villaverde. Todos los niños estaban ansiosos por asistir a la exposición de ciencias en la escuela. La gran atracción de este año era una increíble colección de mariposas que el abuelo de Sofía había traído de sus viajes por el mundo.

- ¡Mirá esas mariposas, son hermosas! - exclamó Sofía, encantada con los colores brillantes que adornaban algo tan pequeño.

Mientras todos admiraban las maravillas de la naturaleza, de repente, un grito rompió el silencio.

- ¡Alguien robó la mariposa más rara! - gritó Lucas, el amigo de Sofía.

La multitud se aglomeró en la mesa de exposiciones y, efectivamente, la mariposa de colores dorados y azulados, conocida como ‘El tesoro del arcoíris’, había desaparecido. Todos estaban consternados, y algunos comenzaron a murmurar preocupados.

- No podemos dejar que el ladrón se salga con la suya - dijo Sofía con determinación. - ¡Vamos a resolver este misterio!

Sofía, Lucas y su perro, Tobi, se pusieron en marcha. Usando su ingenio y observación, comenzaron a entrevistar a los sospechosos. La primera fue la profesora Marta, que se encargaría de la exposición.

- Profesora, ¿vio a alguien extraño cerca de las mariposas? - preguntó Lucas.

- No, querido, solo he visto a los niños emocionados pero no a nadie sospechoso - respondió ella mientras acomodaba unos libros.

- Podemos preguntarle a la señora Rosa, la jardinera - dijo Sofía. La señora Rosa era conocida por su gran amor a las plantas y había estado cerca de la exposición.

- Buenos días, señora Rosa. ¿Sabe algo sobre la mariposa que falta? - inquirió Sofía.

- No he visto nada raro, pero vi a Juanito con una bolsa justo después de la exposición - respondió la jardinera.

Con la pista fresca, los tres amigos corrieron hacia Juanito, un chico que siempre estaba metido en problemas. Lo encontraron detrás del edificio de la escuela.

- Juanito, ¿tú tienes algo que ver con la mariposa desaparecida? - preguntó Tobi, mientras movía la cola, como si supiera que algo no estaba bien.

- ¡No! - exclamó Juanito. - Solo tengo unas hojas de una planta. ¡Dejame en paz! - dijo mientras agitaba sus manos en señal de que no quería hablar.

Sin embargo, Sofía notó que las manos de Juanito estaban manchadas de un color brillante, similar al de la mariposa robada.

- Juanito, ¿por qué tus manos están llenas de esos colores? - preguntó, acercándose con cautela.

- Bueno, estaba ayudando a la señora Rosa a preparar los colores para las flores... - intentó explicarse, pero su mirada delataba que escondía algo.

- ¡Creo que sabemos dónde está la mariposa! - dijo Sofía, mirándose con Lucas y Tobi.

Los tres se dirigieron rápidamente al jardín donde estaba la señora Rosa, y allí encontraron a Juanito tratando de disimular un hermoso frasco que brillaba intensamente.

- ¡Juanito! - exclamó Sofía, señalando el frasco. - ¿Es esa la mariposa que robaste?

- ¡No! - insistió Juanito, pero su voz temblaba.

La señora Rosa se acercó y, al ver el frasco, sus ojos se abrieron de par en par.

- Juanito, eso no es un juguete, ¡devuélvele la mariposa a Sofía y a todos! - gritó, y el chico, avergonzado, asintió mientras sacaba la 'mariposa' del frasco. Resultó ser un frágil y mágico insecto de papel, hecho por él mismo.

- Disculpen, no quería hacer nada malo - se justificó Juanito. - Solo pensé que podría impresionar a todos.

Sofía, comprendiendo el deseo de su amigo de querer ser especial, le dijo:

- Todos tenemos talento, Juanito. Pero no necesitas robar para destacar. La mariposa debe estar en su lugar, y tú eres especial tal como eres.

Regresando a la exposición, la profesora Marta y todos los chicos aplaudieron cuando Juanito devolvió con gratitud la mariposa de papel. La exposición fue un éxito y, en lugar de ser un ladrón, Juanito se convirtió en el héroe del día.

- ¡Gracias, Sofía y Lucas! - dijo Juanito, sonriendo, y ahora todos juntos caminaban hacia el parque, dispuestos a contar historias de aventuras y amistad.

FIN.

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