El misterio de la mesa meza y el pozo poso
En un bello campo, rodeado de vegetación exuberante, vivía una mesa muy especial. Esta mesa, llamada Meza, tenía la habilidad de conceder un deseo a quien lograra descifrar el enigma que guardaba en lo más profundo de su superficie. Meza estaba triste porque nadie hasta ahora había logrado resolver su acertijo.
Un día, la risa alegre y contagiosa de una niña llamada Riza llegó hasta los oídos de Meza. La mesa se estremeció, sintiendo una energía positiva que le dio esperanzas. Decidió convocar a un hada llamada Aya para que ayudara a Riza a comprender el enigma.
"Hola, Meza. ¿En qué puedo ayudarte?", preguntó Aya con su voz melodiosa.
"Necesito que ayudes a esta niña, Riza, a resolver el enigma que guardo en lo más profundo de mi ser. Si lo consigue, le concederé un deseo", explicó Meza.
"Será un honor ayudarla", respondió Aya con entusiasmo.
Riza, emocionada por la oportunidad, se acercó a la mesa y observó detenidamente su superficie. Tras mucho pensar y observar, la niña descubrió que las letras grabadas en la mesa tenían un patrón que formaba una frase oculta: "El camino hacia el deseo se encuentra en lo más profundo de tu corazón".
"¡Lo tengo, lo tengo!", exclamó Riza con alegría.
"¡Has resuelto el enigma!", celebró Aya.
Meza, impresionada por la astucia de la niña, comenzó a brillar con una luz cálida y agradable. La mesa concedió el deseo de Riza, quien, con bondad en su corazón, pidió que en el campo se construyera un pozo para que todos tuvieran agua fresca en los días calurosos.
Días después, un magnífico pozo, llamado Poso, se erguía en medio del campo, proveyendo agua a todos los seres vivos que habitaban el lugar. El acto generoso de Riza no solo había beneficiado a la comunidad, sino que también había revelado la verdadera belleza que se encontraba en el interior de cada persona. Meza, ahora radiante y feliz, agradeció a Riza y Aya por haber desvelado su misterio y por haber traído tanta felicidad al campo.
FIN.