El misterio de la muñeca perdida



En la tranquila ciudad de Villa Esperanza, Clarita era conocida como la niña más curiosa del barrio. Siempre estaba lista para resolver misterios y ayudar a quien lo necesitara. Un día, la pequeña Martina lloraba desconsoladamente en la plaza. Al acercarse, Clarita le preguntó qué sucedía. Martina entre sollozos le contó que había perdido su muñeca favorita, Lucía, y no sabía dónde buscarla. Sin dudarlo, Clarita prometió ayudarla a encontrarla.

Comenzó su investigación preguntando a todos los niños del barrio si habían visto la muñeca. La mayoría negó con la cabeza, pero Mateo, un niño tímido que siempre estaba leyendo, le dijo: "Yo vi a Lucía en el jardín de la casa abandonada". Sorprendida, Clarita agradeció a Mateo y corrió hacia la casa abandonada.

Al llegar, vio a Lucía sentada en el columpio del jardín. Antes de poder alcanzarla, la muñeca desapareció misteriosamente. Intrigada, Clarita decidió investigar la casa. Buscó en cada rincón, en cada habitación, hasta que encontró un viejo álbum de fotos con una muñeca idéntica a Lucía. En una de las fotos, había una niña que se parecía mucho a Martina. Justo en ese momento, un ruido proveniente del sótano la sobresaltó.

Con valentía, bajó las escaleras y descubrió a Martina escondida detrás de unas cajas. La niña le explicó que quería asustar a sus amigos con la muñeca y por eso la había escondido en la casa abandonada. Clarita comprendió que Martina no había imaginado las consecuencias de su travesura.

Juntas, regresaron a la plaza donde Martina pidió disculpas y devolvió la muñeca a su dueña. La lección de ese día no solo fue para Martina, sino también para Clarita, quien aprendió que, a veces, los misterios tienen una explicación sencilla, y que la empatía y el perdón son fundamentales para resolver cualquier problema. Desde entonces, las dos niñas se volvieron inseparables, y juntas, protagonizaron muchas otras aventuras.

FIN.

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