El misterio de la pelota perdida



En un barrio muy alegre y colorido, vivían cinco amigos: Martín, Lucía, Pablo, Valentina y Tomás. Todos los días después de la escuela, se reunían en la plaza para jugar a la pelota.

Un día soleado, Martín propuso: - ¿Vamos a jugar a la pelota? - No, estoy cansado, prefiero quedarme en casa - respondió Pablo. - Yo también estoy aburrida de jugar siempre a lo mismo - agregó Valentina. Los amigos se miraron con decepción.

Lucía, la más entusiasta del grupo, no perdía la esperanza.

- ¡Vamos, chicos, vamos a encontrar una forma divertida de jugar juntos! Todos se quedaron pensativos hasta que Tomás dijo: - Tengo una idea, ¿qué tal si organizamos un torneo de mini golf en la plaza? Los ojos de sus amigos brillaron de emoción. Decidieron que cada uno iba a construir su propio hoyo y el que lograra completar el recorrido con menos tiros sería el ganador.

Con mucha creatividad y esfuerzo, construyeron sus hoyos usando objetos reciclados y crearon un circuito desafiante. El torneo fue tan emocionante que atrajo la atención de otros niños del barrio. Al final, Martín resultó ser el campeón del mini golf.

Los amigos se abrazaron felices y se dieron cuenta de que la amistad no depende de un solo juego, sino de la creatividad y la diversión que pueden compartir juntos.

Desde ese día, cada tarde buscaban nuevas actividades para disfrutar en la plaza, fortaleciendo su amistad y su ingenio.

FIN.

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