El misterio de la pelota perdida



Había una vez, en un valle lejano, un dinosaurio llamado Larry y su mejor amigo, Tom, un amistoso triceratops. Larry y Tom eran inseparables. Les encantaba correr, saltar y, sobre todo, jugar a la pelota. Pasaban horas divirtiéndose juntos.

Un soleado día, mientras jugaban, la pelota de repente se desvió y cayó al fondo de un profundo pozo. Larry y Tom se acercaron al borde y miraron hacia abajo. La pelota ahora parecía tan lejana e inalcanzable. Intentaron desesperadamente alcanzarla, pero era imposible.

"¿Y ahora qué haremos, Larry? Sin nuestra pelota, ¿cómo nos divertiremos?" preguntó Tom con preocupación.

Larry pensó por un momento y luego dijo: "No te preocupes, Tom. Encontraremos una solución. Vamos a buscar ayuda."

Decidieron pedir ayuda a sus amigos del bosque. Se dirigieron hacia allí y se encontraron con Rita, la amable pterodáctilo. Les contaron sobre la pelota y el pozo, y Rita les dijo: "No se preocupen, chicos. Conozco a alguien que puede ayudarlos. Vamos a ver al sabio anciano del bosque."

El sabio anciano del bosque, un venerable diplodocus, escuchó atentamente su problema y sonrió. "No se preocupen, queridos amigos. Tengo una idea. Pero para hacerla realidad, necesitarán trabajar juntos y tener paciencia."

Les contó sobre un sistema de poleas que podrían construir para bajar a alguien al pozo y recuperar la pelota. Larry y Tom se pusieron manos a la obra. Reunieron ramas, lianas y otros materiales del bosque. Juntos, construyeron el ingenioso sistema de poleas.

"Listo, ahora solo necesitamos a alguien que baje al pozo" dijo Larry.

–¡Yo puedo hacerlo! –exclamó Rita valientemente. Con cuidado, Rita se aseguró a la cuerda y descendió al pozo. Después de un rato, exclamó: "¡Lo logré! Tengo la pelota."

Con un suspiro de alivio, Rita fue izada de vuelta. Una vez arriba, tomó la pelota y la devolvió a Larry y Tom. Los tres amigos se abrazaron felices.

"Gracias, Rita. ¡Eres increíble!" exclamaron Larry y Tom emocionados.

Después de ese día, Larry, Tom y Rita aprendieron que cuando enfrentas un problema, buscar ayuda y trabajar juntos es la mejor manera de resolverlo. Y lo más importante, nunca rendirse. Desde entonces, continuaron teniendo maravillosas aventuras, siempre recordando que la amistad y el trabajo en equipo pueden superar cualquier desafío.

FIN.

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