El misterio de la pelota roja


Había una vez en un barrio muy alegre y colorido, un niño llamado Mateo que tenía un juguete muy especial: su pelota roja.

Mateo jugaba todos los días con su pelota en el parque junto a sus amigos, pero un día, mientras jugaba, la pelota rodó hacia unos arbustos y desapareció. Mateo buscó por todas partes, levantó hojas y movió ramas, pero su querida pelota no aparecía por ningún lado. Estaba muy triste y preocupado.

Su mamá se acercó a él y le dijo cariñosamente:"Tranquilo Mateo, seguro que tu pelota está por ahí cerca. Vamos a buscar juntos hasta encontrarla". Así fue como Mateo y su mamá comenzaron la búsqueda de la pelota perdida.

Recorrieron el parque preguntando a los vecinos si la habían visto, revisaron cada rincón con detenimiento y hasta pidieron ayuda a los pajaritos que volaban por el cielo. De repente, escucharon una risita proveniente de detrás de unos árboles.

Se acercaron sigilosamente y descubrieron que era Lucas, un niño travieso del barrio que tenía la pelota roja de Mateo en sus manos. "¡Lucas! ¿Por qué tienes la pelota de Mateo?" -preguntó sorprendida la mamá de Mateo.

"Lo siento... es que me gustaba mucho esta pelota y pensé quedármela" -respondió Lucas avergonzado.

Mateo miró fijamente a Lucas y luego le dijo con voz firme pero amable:"Entiendo que te haya gustado mi pelota, pero para mí es muy importante. ¿Puedes devolvérmela por favor?"Lucas reflexionó unos segundos y finalmente extendió la mano devolviendo la pelota a Mateo con una sonrisa.

Desde ese día, Lucas se convirtió en amigo de Mateo y aprendió lo importante que es respetar las cosas de los demás. Y Mateo comprendió lo valioso que es tener amigos dispuestos a ayudarte en momentos difíciles.

Y así termina nuestra historia donde gracias a la colaboración entre amigos se resolvió el misterio de la pelota perdida. Nunca subestimes el poder de trabajar juntos para superar cualquier desafío ¡y recuerda siempre ser honesto y respetuoso con los demás!

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