El misterio de la puerta estelar



Había una vez tres amigos llamados Juan, Laura y Mateo, quienes siempre estaban en busca de aventuras con su fiel perro Anubis. Un día, mientras exploraban el bosque cercano a su casa, encontraron a unos dioses antiguos egipcios. Estaban sorprendidos al descubrir que estos dioses conocían y adoraban a su perro Anubis. Los dioses, encantados con la valentía de los niños, decidieron revelarles un secreto: una puerta estelar oculta en el corazón del bosque.

Los dioses les explicaron que la puerta estelar les permitiría viajar a otros mundos en distintas galaxias. Los niños, emocionados ante esta extraordinaria revelación, no podían creer lo que oían. Los dioses les enseñaron cómo utilizar la puerta estelar con la promesa de que solo la utilizarían para hacer el bien. Tras una breve lección, los niños se despidieron de los dioses y atravesaron la puerta estelar.

Llenos de emoción y expectativa, viajaron a mundos increíbles, desde planetas cubiertos de gelatina hasta lugares con árboles que brillaban con luz propia. Finalmente, exhaustos pero felices, regresaron a sus camas, creyendo que todo había sido un sueño. Sin embargo, al despertar encontraron una medalla dorada debajo de sus almohadas.

Entendieron que su aventura había sido real y que debían guardar en secreto su extraordinario descubrimiento. A partir de ese día, los niños vivieron cada día con mayor asombro y curiosidad, sabiendo que el universo les guardaba secretos maravillosos por descubrir. La medalla se convirtió en un recordatorio de que, aunque el mundo pudiera parecer común y corriente, siempre hay rincones llenos de magia esperando ser explorados.

FIN.

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