El misterio de la reserva de Punta Lara



Hace mucho tiempo, en la hermosa reserva de Punta Lara, vivía una familia de coatíes: Quimey, el papá coatí; Chaska, la mamá coatí; y sus pequeños hijos, Taita y Killa. Un día, mientras exploraban la reserva en busca de frutas y semillas, se encontraron con un lugar misterioso entre los árboles. Era un espacio lleno de rocas brillantes que emitían una luz mágica, y al acercarse, sintieron una extraña sensación de paz y energía positiva.

Los coatíes se preguntaban qué era ese lugar y por qué tenía esa extraña energía. Decidieron preguntar a los animales sabios de la reserva, como el búho Tumpa y la tortuga Yasy, pero ninguno tenía una respuesta clara.

Un día, una gran tormenta azotó la reserva y un rayo impactó directamente en el misterioso lugar. Los coatíes, asustados, se escondieron bajo un árbol, pero cuando la tormenta pasó y se acercaron al sitio, descubrieron algo sorprendente: las rocas brillantes habían desaparecido, dejando en su lugar un hermoso arco iris hecho de pura luz.

Chaska, la mamá coatí, recordó una antigua leyenda que decía que el espíritu de la naturaleza se manifestaba a través de la luz y el color, y que aquellos que la encontraran serían bendecidos con buena fortuna. Los coatíes comprendieron que el misterioso lugar era una manifestación de la magia de la naturaleza, un regalo para quienes respetaban y cuidaban la reserva de Punta Lara. Desde ese día, se convirtieron en los guardianes del arco iris de luz, compartiendo su historia con todos los animales de la reserva para recordarles la importancia de proteger y preservar la naturaleza y sus misterios. Y así, el arco iris de luz se convirtió en un símbolo de esperanza y respeto para todos los habitantes de la reserva de Punta Lara.

FIN.

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