El misterio de la sonrisa de la luna



En un pequeño pueblo, en lo alto de la montaña, vivían dos amigos muy especiales: Luna y Estrella.

Luna era una niña curiosa y soñadora, siempre mirando al cielo y preguntándose por qué la luna a veces no brillaba tan fuerte. Estrella, por su parte, era un niño valiente y aventurero, dispuesto a ayudar a Luna en cualquier situación. Un día, Luna se despertó triste porque la noche anterior la luna no había brillado tanto como de costumbre.

-Estrella, ¿crees que nuestra amiga la luna está triste? -preguntó Luna con preocupación. -No lo sé, Luna, pero podríamos intentar descubrirlo -respondió Estrella con determinación. Decidieron emprender un viaje hacia lo más alto de la montaña, donde creían que podrían encontrar respuestas.

Durante su travesía, se encontraron con criaturas mágicas que les mostraron el camino y les enseñaron valiosas lecciones. Finalmente, llegaron a un lago cristalino en lo más alto de la montaña, donde se reflejaba la luna.

Fue entonces cuando Luna entendió que la tristeza de la luna se debía a que su reflejo en el agua no la dejaba brillar con todo su esplendor.

Entonces, con la ayuda de Estrella, Luna buscó la forma de limpiar el lago y devolverle su brillo. Gracias a su ingenio y esfuerzo, lograron remover las impurezas del agua y devolverle su claridad al lago.

La luna, al ver su reflejo brillante y claro, se llenó de alegría y comenzó a brillar con más fuerza que nunca. Todo el pueblo se maravilló con el resplandor de la luna y agradeció a Luna y Estrella por su valentía y determinación.

Desde ese día, la luna brillaba con todo su esplendor, iluminando los corazones de todos con su hermosa sonrisa. Luna y Estrella comprendieron que, a veces, la tristeza de alguien puede ser la clave para encontrar soluciones que beneficien a todos.

Y así, juntos, continuaron viviendo aventuras y ayudando a hacer del mundo un lugar más brillante.

FIN.

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