El misterio de la zanahoria perdida
Había una vez en un lejano bosque encantado, donde vivían criaturas mágicas de todos los colores y formas.
En este bosque, habitaban dos amigos muy especiales: el hada Luna, de cabello plateado y alas brillantes, y el duende Tito, con su sombrero verde y su gran sonrisa siempre presente. Un día soleado, mientras paseaban por el prado lleno de flores multicolores, Luna y Tito encontraron a un pequeño conejito llorando bajo un árbol.
El conejito se llamaba Pelusa y les contó que había perdido su zanahoria favorita, regalo de su abuela. "¡Oh no! ¡Qué desgracia!" -exclamó Luna con preocupación. "No te preocupes, Pelusa. Vamos a ayudarte a encontrar tu zanahoria", dijo Tito con determinación.
Los tres amigos se pusieron en marcha por el bosque, buscando entre arbustos y rocas la preciada zanahoria perdida. De repente, escucharon risas provenientes de detrás de unos matorrales.
Se acercaron sigilosamente y descubrieron a un travieso gnomo llamado Rulo jugando con la zanahoria de Pelusa. "¡Hey! ¡Esa zanahoria es de Pelusa! ¡Debes devolvérsela ahora mismo!" -exigió Luna con firmeza. Rulo se sobresaltó al ver a los tres amigos frente a él e inmediatamente se disculpó por su travesura.
Devolvió la zanahoria a Pelusa y prometió no volver a robarla nunca más.
Pelusa estaba muy feliz de tener nuevamente su zanahoria favorita en sus manos gracias a la amabilidad y valentía de Luna, Tito y Rulo trabajando juntos para resolver el problema. Desde ese día, los cuatro amigos se volvieron inseparables en el bosque encantado. La noticia sobre la valentía de los amigos corrió como reguero de pólvora por todo el bosque encantado.
Otras criaturas mágicas comenzaron a acudir a ellos en busca de ayuda o compañía.
Luna enseñaba hechizos protectores para las plantas del bosque; Tito arreglaba juguetes rotos para los animales más jóvenes; Rulo compartía sus conocimientos sobre hierbas curativas para sanar heridas menores. Así fue como Luna, Tito, Rulo y Pelusa demostraron que ser amable y compartir con los demás traía alegría no solo a sus vidas sino también al corazón del bosque encantado entero.
Juntos aprendieron que la verdadera magia reside en la bondad que mostramos hacia los demás cada día.
Y colorín colorado este cuento ha terminado pero recuerda: sé amable como Luna, generoso como Tito, honesto como Rulo y solidario como Pelusa; así serás un verdadero amigo del bosque encantado.
FIN.