El misterio de las figuras literarias



Antonia era una niña muy especial que vivía en San Marcos, Guatemala. A sus 10 años, le apasionaba descubrir, aprender y enseñar sobre las figuras literarias.

En la escuela José Ramón Gramajo, Antonia siempre sorprendía a sus amigos con sus conocimientos y los animaba a descubrir la magia de las palabras. Un día, la maestra de Antonia les propuso a todos los niños participar en un concurso de cuentos, donde debían aplicar diversas figuras literarias.

Antonia estaba emocionada y comenzó a trabajar en su cuento con gran entusiasmo. Sin embargo, mientras buscaba inspiración en la biblioteca, descubrió un libro muy antiguo y polvoriento.

Al abrirlo, vio que las páginas estaban en blanco, pero al pasarlas una a una, las palabras comenzaron a aparecer mágicamente. Eran palabras de colores y formas, que bailaban y cantaban en el papel. Antonia no podía creer lo que veía. Decidió compartir este increíble hallazgo con sus amigos, pero cuando lo intentó, el libro desapareció misteriosamente.

Alarmada, Antonia decidió investigar y junto con sus amigos comenzaron a recorrer la escuela en busca de pistas. Descubrieron puertas secretas, enigmas y acertijos que los llevaron a diferentes lugares de la escuela.

Finalmente, llegaron a la biblioteca, donde encontraron al conserje, quien les confesó que el libro mágico era en realidad una creación suya, un regalo para la escuela. Había creado esa aventura para que los niños pudieran descubrir la magia de las palabras y las figuras literarias.

Desde ese día, Antonia y sus amigos comprendieron la importancia de la imaginación, la creatividad y el poder de las figuras literarias, y participaron juntos en el concurso de cuentos, ganando con su increíble relato lleno de magia.

La escuela José Ramón Gramajo se convirtió en un lugar donde la magia de las palabras siempre estaría presente.

FIN.

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