El misterio de las fresas perdidas
Había una vez en el hermoso pueblo de Villa Frutilla, un grupo de amigos muy curiosos: Sofía, Martín, Juan y Valentina.
Un día, mientras paseaban por el campo, descubrieron que las fresas de la huerta de la abuela de Valentina habían desaparecido misteriosamente. Decidieron investigar el caso y descubrir al culpable. - ¿Dónde estarán las fresas? - se preguntaba Martín. - ¡No lo sé, pero debemos encontrarlas! - exclamó Valentina.
Decidieron usar la regla de conjunción para unir fuerzas y buscar pistas. Sofía propuso: - ¿Y si simplificamos el problema? Busquemos en la huerta y en la plaza, quizás encontremos algo.
Mientras buscaban, Juan tuvo una idea brillante: - ¡Por aquí, encontré unas miguitas de fresa! Utilicemos la regla de equivalencia para deducir que el culpable pasó por este camino. Finalmente, siguieron las miguitas y descubrieron a un travieso conejito disfrutando de las deliciosas fresas. El conejito, avergonzado, les explicó que no resistió la tentación.
Los amigos rieron al descubrir al ladrón y decidieron compartir las fresas con él. Desde ese día, juraron usar las reglas de inferencia y equivalencia para resolver cualquier misterio que se les presentara.
FIN.