El misterio de las galletas desaparecidas



Había una vez, en un pequeño pueblo rodeado de bosques encantados, una abuelita llamada Doña Clara. Era conocida por sus deliciosas galletas y todos los niños del vecindario esperaban ansiosos el momento en que las preparaba.

Un día soleado, Granny estaba en su cocina con su delantal puesto y una sonrisa en el rostro. Estaba mezclando la masa de las galletas con ingredientes secretos que le daban un sabor único.

Pero lo que no sabía era que un travieso elfo estaba escondido observándola desde afuera.

El elfo se acercó sigilosamente a través de la ventana y antes de que Granny pudiera darse cuenta, ¡le robó todas las galletas recién horneadas! Con una risa maliciosa, el elfo desapareció entre los árboles. Granny quedó desconcertada al ver la bandeja vacía. Se sentó triste en su silla y pensó en qué hacer. Fue entonces cuando apareció una hermosa hada llamada Luna, quien había presenciado todo desde lejos.

Luna voló hasta donde estaba Granny y se posó delicadamente sobre su hombro. "No te preocupes, querida abuelita", dijo Luna con voz dulce.

"¡Encontraremos tus galletas!"Granny miró a Luna con esperanza y preguntó: "Pero ¿cómo? El elfo las ha llevado muy lejos". Luna sonrió y respondió: "Los poderes mágicos nos ayudarán a encontrarlas". Tomando la mano de Granny, ambas emprendieron un viaje hacia el bosque encantado.

Mientras caminaban entre los árboles, Luna explicó a Granny que el elfo solía robar cosas porque se sentía solo y triste. "Quizás si logramos mostrarle amabilidad y comprensión, nos devolverá las galletas", sugirió Luna. Después de un rato, encontraron al elfo jugando con las galletas en un claro del bosque.

Estaba disfrutando tanto de su botín que no notó la presencia de Granny y Luna. Granny se acercó lentamente al elfo y le dijo: "Hola, pequeño amigo. Veo que te gustan mis galletas tanto como a mí".

El elfo levantó la mirada sorprendido y avergonzado por ser descubierto. Luna voló cerca del elfo y agregó: "Entendemos que te sientes solo, pero robar no es la solución. Siempre hay formas mejores de encontrar compañía".

El elfo bajó la cabeza y suspiró. "Lo siento mucho", dijo con voz temblorosa. "No quería hacer daño a nadie". Granny sonrió comprensiva y le tendió una mano al elfo. "Todos cometemos errores", dijo gentilmente.

"Si estás dispuesto a aprender de esto, estoy segura de que podemos ser amigos". El corazón del elfo se llenó de alegría ante estas palabras amables. Devolviendo las galletas a Granny, prometió cambiar su comportamiento travieso.

Desde aquel día, el elfo dejó atrás sus malos hábitos y se convirtió en un ayudante valioso para Granny en la cocina. Juntos cocinaron nuevas recetas y compartieron risas y amistad.

La historia de Granny, Luna y el elfo nos enseña que la bondad y la comprensión pueden transformar incluso a los corazones más traviesos. Además, nos recuerda que siempre hay una forma mejor de encontrar felicidad en lugar de hacer daño a los demás.

Y así, todos vivieron felices y disfrutaron de las deliciosas galletas de Granny para siempre.

FIN.

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