El misterio de las golosinas perdidas


Había una vez en la Escuela 10 un grupo de amigos muy traviesos y divertidos. Ellos eran Lucas, Martina, Facundo y Sofia.

Todos los días, después de terminar las clases, se reunían en el patio para jugar y compartir sus golosinas. Un día, cuando llegaron al patio después de la escuela, se dieron cuenta de algo extraño.

¡Todas las golosinas habían desaparecido! Los ojos de los niños se abrieron como platos y comenzaron a buscar pistas por todos lados. "¡No puede ser! ¿Quién podría haber robado nuestras golosinas?" exclamó Lucas. "¡Es un misterio! Tenemos que descubrir quién fue", dijo Martina decidida. Los cuatro amigos comenzaron su investigación.

Recorrieron cada rincón del patio buscando huellas o cualquier pista que pudiera llevarlos al culpable. Fue entonces cuando Sofia encontró algo brillante debajo de un arbusto. "¡Miren esto!" gritó Sofia emocionada mientras levantaba una envoltura vacía. "Esa es mi envoltura de chocolate", dijo Facundo sorprendido.

"Entonces alguien estuvo aquí", concluyó Martina con determinación. Decidieron seguir el rastro del dulce hasta llegar a un árbol donde encontraron más envolturas vacías.

Pero esta vez había algo nuevo: una nota escrita en letras grandes y coloridas que decía: "Si quieren encontrar sus golosinas, resuelvan este acertijo". Los amigos leyeron atentamente el acertijo y comenzaron a pensar en cómo resolverlo. Después de mucho esfuerzo e ingenio, lograron descubrir la respuesta y se dirigieron rápidamente hacia el lugar indicado.

Al llegar, encontraron una caja fuerte cerrada con un candado. Pero no tenían la combinación. Fue entonces cuando Lucas recordó algo importante.

"¡Recuerdo que el conserje siempre usa su fecha de nacimiento como contraseña para sus cosas!", exclamó emocionado. "¡Eso es genial! ¿Cuál es su fecha de nacimiento?" preguntó Martina impaciente. Los amigos corrieron a buscar al conserje y le preguntaron por su fecha de nacimiento.

Él se sorprendió al principio, pero luego les contó que era el 27 de marzo. Con esa información en mente, los niños regresaron a la caja fuerte y probaron diferentes combinaciones hasta que finalmente lograron abrirla. Dentro encontraron todas las golosinas desaparecidas.

"¡Lo logramos!" gritaron todos emocionados mientras celebraban su victoria. "¿Pero quién pudo haber hecho todo esto?", se preguntó Facundo intrigado.

Justo en ese momento, apareció el director de la escuela junto con el ladrón confeso: ¡era el hermano menor del conserje! Resulta que él había estado robando golosinas porque estaba celoso de los niños y quería ser parte de sus juegos. El director reprendió al niño ladrón y explicó lo importante que es pedir permiso antes de tomar algo que no nos pertenece.

También les recordó a los amigos lo valioso que es compartir y cuidar unos a otros. Desde aquel día, Lucas, Martina, Facundo y Sofia aprendieron una gran lección sobre honestidad y amistad.

Prometieron siempre pedir permiso antes de tomar algo y nunca más dejar golosinas sin cuidado. Y así, el robo de golosinas más misterioso se convirtió en una aventura que los amigos recordarían para siempre, enseñándoles a valorar lo que tienen y a trabajar juntos para resolver problemas.

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