El Misterio de las Hojas Caídas
Era un hermoso día de otoño en la escuelita de la profe Raquel. Las hojas de los árboles estaban pintadas de colores amarillos, naranjas y rojos. Los niños, Jesús, Bruno, Raúl, Alba, Eva y Carla Bonilla, estaban muy emocionados por salir al recreo.
"¡Miren cuántas hojas caen!" - dijo Jesús, lanzando una hoja al aire.
"¡Sí! ¡Es como si estuvieran bailando!" - exclamó Eva, mientras giraba feliz.
"Vamos a recoger las hojas y hacer una manualidad, ¡puede ser un árbol de otoño!" - sugirió Raúl.
"¡Genial!" - contestó Alba, sonriendo.
Así, los niños salieron al patio y comenzaron a recoger hojas de todos los colores.
Mientras recogían hojas, Bruno se dio cuenta de que algo brillaba entre las hojas.
"¡Chicos, miren esto!" - gritó Bruno, mostrando una hoja dorada que brillaba como si tuviera un tesoro.
"¡Es muy bonita!" - dijo Carla Bonilla, acercándose.
"¿Creen que sea mágica?" - preguntó Eva con curiosidad.
"¡Sí! Tal vez si la guardamos, nos dé poderes especiales!" - opinó Raúl.
Decididos a descubrir el misterio, los niños pusieron la hoja dorada en una bolsita de tela que había traído la profe Raquel.
Al volver al aula, la profe Raquel los vio y preguntó:
"¿Qué tienen ahí, mis pequeños aventureros?"
"Encontramos una hoja dorada, profe. ¡Creemos que es mágica!" - contestó Jesús.
"¿Mágica? Eso suena emocionante. ¿Y qué quieren hacer con ella?" - preguntó la profe, intrigada.
"¡Queremos hacer un árbol y ponerle la hoja dorada, así será un árbol mágico!" - dijo Bruno.
La profe Raquel sonrió y propuso ponerla en el centro del árbol que iban a crear.
"Cada hoja que recojan será un recuerdo de esta estación. Las hojas caídas son como los sueños que comparten los árboles. Cuando caen, se preparan para un nuevo comienzo."
Los niños empezaron a construir su árbol con las hojas de otoño, diseñando un espacio donde pudieron expresar sus sentimientos.
"Cada hoja representa algo que nos gusta del otoño" - los guio Raquel.
Cada uno compartió algo especial:
"Yo amo los paseos por el parque..." - dijo Alba.
"Me encanta hacer cometas con viento de otoño..." - comentó Eva.
"¡Y a mí me gusta saltar en los montones de hojas!" - dijo Raúl.
Así, el árbol se llenó de historias y risas, y aunque la hoja dorada era hermosa, lo más mágico era estar juntos.
Al finalizar el día, la profe Raquel les dijo:
"Chicos, a veces las cosas más bonitas en otoño están en la unión y en compartir. ¡Gracias por un día tan especial!"
Todos sonrieron y se sintieron felices.
Y así, el misterio de la hoja dorada les enseñó que la verdadera magia está en los momentos compartidos.
El otoño no solo trae hojas caídas sino también grandes aventuras y amistades.
Desde ese día, siempre que veían las hojas caer, recordaban su jornada mágica y alegre en la escuelita de la profe Raquel.
FIN.