El misterio de las letras animales



Héctor era un niño de tres años muy curioso y aventurero. Un día, se despertó sin recordar su propio nombre. Sus padres estaban preocupados y decidieron llevarlo a dar un paseo por diferentes lugares para ayudarlo a recordar.

En su primera parada, visitaron un zoológico. Héctor estaba emocionado al ver todos los animales exóticos que habitaban en él. Mientras caminaba por el zoológico, una simpática guía se acercó a ellos.

- ¡Hola! ¿Están disfrutando del zoológico? -preguntó la guía con una sonrisa. - Sí, pero nuestro hijo ha olvidado su nombre -respondió la madre de Héctor preocupada. La guía miró al pequeño y le dijo:- No te preocupes, Héctor.

Tu nombre está formado por las letras —"H" , "É", —"C" , —"T" , —"O"  y —"R" . Vamos a buscar animales cuyos nombres también tengan esas mismas letras para ayudarte a recordar. Héctor asintió emocionado mientras seguían a la guía hacia el hábitat de los hipopótamos.

Allí, les explicaron que los hipopótamos son grandes y fuertes como él lo era cuando jugaba con sus amigos en el parque. Después de pasar un rato con los hipopótamos, continuaron su recorrido hasta llegar al área de los elefantes.

La guía les contó que los elefantes eran inteligentes y amigables como Héctor cuando compartía sus juguetes en la guardería. Más adelante encontraron una jaula con monos traviesos.

La guía les dijo que los monos eran juguetones y curiosos, al igual que Héctor cuando exploraba cada rincón de su casa en busca de aventuras. El recorrido continuó por el zoológico, encontrando animales como las cebras, los tigres y las orcas, todos ellos compartían algunas letras del nombre de Héctor.

Al final del día, mientras regresaban a casa, Héctor miró a sus padres y les dijo:- Mamá, papá ¡Recuerdo mi nombre! Soy Héctor.

Y soy fuerte como un hipopótamo, inteligente como un elefante, juguetón como un mono y curioso como una cebra. Sus padres sonrieron orgullosos y abrazaron a su hijo. Estaban felices de haber ayudado a Héctor a recordar su nombre mientras disfrutaban de un día lleno de aventuras en el zoológico.

Desde ese día en adelante, Héctor nunca olvidaría quién era ni lo especial que era su nombre. Cada vez que se sentía triste o inseguro, recordaba todas las cualidades positivas que había descubierto en sí mismo gracias a los animales del zoológico.

Y así fue cómo esta maravillosa experiencia ayudó a Héctor no solo a recordar su nombre sino también a valorarse y aceptarse tal como era: único y especial.

FIN.

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