El Misterio de las Llamas Túnicas



Había una vez en un pequeño pueblo llamado Villa Arcoíris, un grupo de niños que solían jugar todos los días en un hermoso parque. Eran cinco amigos inseparables: Ana, Tomás, Sofía, Lucas y Valentina. Un día soleado, mientras exploraban el parque, se encontraron con un misterioso objeto abandonado entre los arbustos.

- ¿Qué es eso? - preguntó Lucas, señalando un objeto brillante.

- No sé, pero parece interesante - dijo Sofía, acercándose.

- ¡Vamos a averiguarlo! - exclamó Valentina con entusiasmo.

Los niños se acercaron al objeto y descubrieron que era una extraña lámpara con formas de llamas. Cuando la tocaron, una chispa mágica iluminó el aire, y de repente, una enorme llama apareció delante de ellos.

- ¡Hola, niños! - dijo la Llama Túnica, con una voz amistosa.

- ¡Waaaa! - gritaron todos al mismo tiempo, retrocediendo.

- No tengan miedo, soy la Llama Túnica, el guardián del parque. He venido a ayudarles a descubrir la importancia de cuidar nuestro entorno - explicó con una sonrisa.

- Pero, ¿cómo? - preguntó Ana, aún un poco asustada.

- A través de una misión especial. Si logran completar tres pruebas, aprenderán a proteger la naturaleza y tendrán una recompensa mágica - respondió la Llama Túnica.

Los niños se miraron entre sí, intrigados.

- ¡Aceptamos el desafío! - dijeron al unísono.

La Llama Túnica les explicó que su primera prueba era recoger la basura del parque.

- ¡Esto es fácil! - dijo Tomás, mientras buscaba por el césped.

Trabajaron juntos y, después de un rato, habían llenado varias bolsas de basura.

- ¡Buen trabajo! - celebró la Llama Túnica.

- Pero ahora viene la segunda prueba - añadió.

La Llama llevó a los niños hasta un árbol enorme y les explicó que debían plantar nuevas flores alrededor de él.

- ¡Esto será divertido! - gritó Sofía.

- Vamos, necesitamos que todos ayudemos. ¡Cada uno puede plantar una flor! - animó Valentina.

Después de plantar las flores, los niños se sintieron felices de haber contribuido a embellecer el parque.

- ¡Excelente trabajo! - dijo la Llama, entusiasmada, pero quedaba una última prueba.

- ¿Cuál es? - preguntó Lucas, curioso.

- La última prueba es sobre compartir lo que aprendieron. Deben organizar un día de limpieza y cuidado del parque para que otros también se sumen - explicó la Llama Túnica.

- ¡Lo haremos! - respondieron todos juntos, llenos de energía.

Los niños se pusieron manos a la obra. Convocaron a sus vecinos y organizaron el día de limpieza. Muchos se unieron a ellos, y juntos aprendieron la importancia de cuidar la naturaleza.

- ¡Está buenísimo trabajar todos juntos! - gritó Tomás mientras recogían basura.

Finalmente, después de un día de trabajo en equipo, la Llama Túnica apareció con una gran sorpresa.

- ¡Lo han logrado! Como recompensa, el parque será protegido por un hechizo mágico que hará que siempre se mantenga limpio y lleno de vida - dijo la Llama, brillando intensamente.

Los niños saltaron de alegría.

- ¡Gracias, Llama Túnica! - gritaron todos.

- Y recuerden, siempre deben cuidar y proteger su entorno, no solo hoy sino todos los días - les aconsejó la Llama.

Con un último destello, la Llama Túnica desapareció, dejando un hermoso arcoíris en el cielo. Desde ese día, los niños se convirtieron en guardianes del parque, y cada vez que veían una poquita de basura, recordaban a su amiga mágica y el importante mensaje que les había dejado.

Colorín colorado, este cuento se ha acabado.

FIN.

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