El misterio de las montañas sagradas
En lo profundo de la sierra peruana, vivía una niña llamada Killa. Ella pertenecía a la comunidad de los Quechua, quienes tenían una profunda conexión con la naturaleza.
Killa creció escuchando historias sobre las montañas sagradas que protegían a su pueblo y siempre sintió curiosidad por descubrir sus secretos. Un día, mientras recogía hierbas con su abuela, escuchó el susurro del viento que la llamaba hacia las altas cimas de las montañas.
Llena de valentía, decidió emprender un viaje hacia lo desconocido. - Abuelita, quiero explorar las montañas sagradas. Quiero descubrir por qué son tan especiales para nuestra comunidad, - dijo Killa con entusiasmo. Su abuela sonrió con amor y le entregó un pequeño amuleto de piedra.
- Toma esto, es un regalo de nuestros antepasados. Te protegerá en tu viaje, Killa. Con el amuleto en su cuello, Killa partió hacia las montañas. Durante su travesía, se encontró con animales salvajes y superó desafíos que ponían a prueba su determinación.
Finalmente, llegó a la cima más alta y allí encontró un hermoso lago rodeado de flores silvestres. Fue entonces que escuchó una voz suave que resonaba en el viento.
La voz le reveló que las montañas eran guardianes de la vida en la tierra, y que cada planta y animal tenía un papel crucial en el equilibrio natural. Con lágrimas en los ojos, Killa entendió que su misión era proteger y preservar la naturaleza que la rodeaba.
Con esta revelación, regresó a su hogar y compartió su experiencia con su comunidad. Juntos, tomaron medidas para cuidar y respetar la tierra que los sostenía.
Desde entonces, Killa se convirtió en la guardiana de las montañas sagradas, transmitiendo las enseñanzas de la naturaleza a las futuras generaciones.
FIN.