El Misterio de las Normas Perdidas
Era un viernes iluminado, 18 de marzo, y en el laboratorio de computación del colegio San Pedro de Barquisimeto se respiraba una atmósfera de emoción y un poco de nerviosismo. Arantza, Briana, Isabella y Marcela se habían reunido a las 9:05 para preparar su proyecto sobre las normas de laboratorio.
- ¿Chicas, están listas para comenzar? - preguntó Arantza con una gran sonrisa, mientras acomodaba su cabello.
- Sí, Arantza, pero nos falta una cosa, ¡las normas! - respondió Briana, mirando la computadora de su compañera con preocupación.
- No sé dónde están, las dejé aquí anoche - se quejó Isabella, revisando su mochila.
- No puede ser, necesitamos esas normas para entender cómo trabajar en el laboratorio. - dijo Marcela, mientas sus ojos se abrían como platos.
Las cuatro chicas decidieron usar la computadora para investigar cómo podían recuperar las normas. Arantza comenzó a teclear:
- La última vez que las vi, estaban en el tablón de anuncios, junto a la impresora. ¡Vamos a buscar!
Salieron rápidamente del laboratorio, pero a medida que caminaban, comenzaron a recordar otros momentos relacionados con las normas.
- ¿Recuerdan la vez que olvidamos poner la bata y nos llamaron la atención? - rió Briana, mientras caminaban por el pasillo.
- ¡Sí! Y fue tan vergonzoso… Pero aprendimos la importancia de vestirnos adecuadamente - explicó Isabella.
- Y lo bien que se siente trabajar en un ambiente organizado y limpio, con todo en su lugar - añadió Marcela.
Cuando llegaron al tablón, notaron algo extraño: la hoja de las normas había desaparecido.
- ¿¡Quién se habrá llevado las normas! ? – preguntó Marcela, inquieta.
De repente, un vistazo rápido a su alrededor las llevó a ver una figura misteriosa al final del pasillo: un chico con una gorra que parecía estar mirando al tablón de anuncios. Las chicas se miraron entre sí, con una chispa de curiosidad.
- ¡Vamos a averiguar quién es! - dijo Arantza, empujando suavemente a sus amigas hacia adelante.
Mientras se acercaban, el chico, al darse cuenta, comenzó a retroceder.
- ¡Espera! - gritó Briana - ¿Tú tienes algo que ver con las normas?
- ¡Yo solo buscaba un libro para mi proyecto! - respondió el chico, con una mirada de sorpresa. Se llama Leo.
Las chicas, intrigadas, le explicaron su situación, y Leo, un poco avergonzado, confesó que había visto unas hojas tiradas en el pasillo. Sin pensarlo, todos comenzaron a buscar por el espacio.
Después de unos minutos de búsqueda, finalmente encontraron un trozo de papel arrugado pegado bajo una banca.
- ¡Aquí están! - exclamó Marcela. El grupo se reunió y abrió el papel para comprobar que, efectivamente, eran las normas del laboratorio, aunque un poco maltratadas.
- Perfecto, ahora podemos continuar con nuestro proyecto. Pero realmente deberíamos ser responsables y cuidar mejor de las normas - dijo Isabella, mientras todos asentían con la cabeza.
Al regresar al laboratorio, Arantza tuvo una idea:
- ¿Y si hacemos un cartel sobre las normas y lo pegamos en el laboratorio? Así, nadie podrá olvidarlas.
- ¡Sí, eso sería genial! - dijo Briana, entusiasmada.
- Y podemos incluir dibujos y algunos ejemplos de lo que no se debe hacer. - añadió Marcela.
Las chicas se pusieron manos a la obra, creando un cartel colorido y divertido que ayudara a sus compañeros a recordar la importancia de las normas. Se rieron mientras dibujaban y compartían anécdotas sobre las reglas del laboratorio.
Finalmente, a los pocos días, el cartel se convirtió en el más popular del laboratorio, recordando a todos sobre la importancia de ser responsables con el uso de los recursos y el respeto a las normas. Leo también se unió al grupo y juntos presentaron su proyecto sobre la importancia de las normas en la seguridad de un laboratorio.
Así, no solo lograron recuperar las normas, sino también hicieron nuevos amigos y aprendieron que trabajar juntos es la clave para resolver cualquier misterio. Desde ese entonces, todos en el colegio San Pedro aprendieron la lección de cuidar, respetar y sobre todo, colaborar entre ellos para un estudio más fácil y divertido.
Fin.
FIN.