El misterio de las nubes perdidas



Había una vez un pequeño pueblo llamado Villa Alegre, donde vivían las nubes, el sol, la lluvia y el viento. Cada uno de ellos tenía su propio trabajo en el cielo para mantener feliz a la gente del pueblo.

Las nubes eran esponjosas y blancas como algodón. Se encargaban de llevar agua a las plantas y dar sombra a los niños cuando jugaban en el parque.

El sol era brillante y cálido, iluminaba todo el pueblo con su luz dorada. La lluvia era fresca y refrescante, regando los campos y haciendo crecer las flores más bonitas. Y finalmente, el viento era travieso y juguetón, soplando suavemente sobre los rostros de las personas.

Un día, mientras realizaban sus tareas habituales en el cielo, algo extraño sucedió: ¡las nubes se convirtieron en una bola gigante! El sol intentó calmarlas diciendo: "¡Hey nubes! ¿Qué les pasa? ¡Dejen de jugar!" Pero las nubes no respondieron.

La lluvia comenzó a caer preocupada por sus amigas desaparecidas. "¿Dónde están las nubes?" preguntó angustiada al viento. El viento sopló fuerte tratando de encontrar alguna pista sobre lo que había ocurrido con ellas.

Después de mucho buscar, encontraron un rastro dejado por las nubes convertidas en bola que conducía hacia un bosque cercano al pueblo. El sol volvió a hablarles: "Chicos, debemos ir tras ellas para averiguar qué pasó".

Así que juntos emprendieron el camino hacia el bosque en busca de sus amigas. Al llegar al bosque, se encontraron con una sorpresa: las nubes habían formado una gran tormenta. Rayos y truenos llenaban el cielo mientras la lluvia caía intensamente.

Pero algo no estaba bien, las nubes parecían atrapadas en su forma de bola. El sol, la lluvia y el viento se acercaron con cautela y preguntaron a las nubes qué les había pasado. "- Estamos atrapadas en esta forma extraña", respondieron las nubes.

"- No podemos volver a ser como antes". El sol les dijo con ternura: "No se preocupen amigos, juntos encontraremos una solución". Entonces, el viento sopló fuerte para intentar deshacer la bola, pero no tuvo éxito.

La lluvia tuvo una idea brillante y dijo: "Chicos, si unimos nuestras fuerzas tal vez podamos hacerlo". El sol calentó la bola de nubes, haciendo que se volviera más maleable. El viento sopló suavemente mientras la lluvia caía sobre ellas.

Y así fue como poco a poco las nubes comenzaron a tomar su forma original. Primero fueron pequeños trozos algodonosos flotando en el aire hasta que finalmente volvieron a ser grandes y esponjosas.

Las nubes estaban emocionadas por haber recuperado su forma original gracias al trabajo en equipo. Agradecidas por la ayuda del sol, la lluvia y el viento prometieron nunca más jugar sin avisarles.

Desde aquel día, las cuatro amigas aprendieron que trabajar juntas era mucho más poderoso que hacerlo por separado. Juntas, pudieron superar cualquier obstáculo y mantener felices a los habitantes de Villa Alegre.

Y así, el sol, la lluvia, las nubes y el viento continuaron su labor en el cielo de Villa Alegre, recordando siempre que la unión hace la fuerza y que juntos pueden lograr grandes cosas.

FIN.

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