El misterio de las paltas desaparecidas
Había una vez en las hermosas montañas de los Andes, un valle próspero donde don Muño cultivaba las deliciosas paltas.
Un día, mientras inspeccionaba sus árboles frutales, don Muño descubrió con gran asombro que las paltas de su cultivo habían desaparecido misteriosamente. Furioso y desconcertado, don Muño decidió investigar el misterio. Sospechaba que algún intruso había invadido su plantación y se había comido sus preciadas paltas.
Decidido a descubrir al culpable, don Muño se adentró en la densa vegetación, donde se encontró con un majestuoso oso de anteojos, el cual, con sus garras y hocico, devoraba vorazmente las paltas robadas. El oso parecía tan encantado con el sabor de las paltas que ni siquiera notó la presencia de don Muño.
El dueño del cultivo, con pasos prudentes, se acercó al oso y con voz firme le preguntó por qué se había comido todas sus paltas.
El oso, sorprendido por la presencia de don Muño, le respondió con mirada tierna y explicó que las paltas eran su delicia favorita, y que no había podido resistirse a la tentación. Conmovido por la sinceridad del oso, don Muño decidió buscar una solución amigable para ambos.
Juntos, idearon un plan para proteger las paltas y compartir la riqueza de la plantación de una manera equitativa. Así, se convirtieron en aliados inseparables, enseñándonos que la cooperación y el entendimiento pueden resolver incluso los conflictos más difíciles.
FIN.