El misterio de las trenzas en el corral


En un hermoso campo argentino, vivían los abuelos de Ana, una niña curiosa y valiente. Todas las noches, las vacas del corral amanecían con trenzas en sus largas colas.

Los abuelos de Ana estaban desconcertados, así que decidieron pedirle ayuda a su nieta. - Ana, ¿podrías ayudarnos a resolver este misterio de las trenzas en el corral? - preguntó la abuela. Ana asintió emocionada y se dispuso a descubrir al culpable de la travesura.

Una noche, decidió esconderse entre los arbustos para observar qué sucedía. Para su sorpresa, vio a un pequeño duende pelirrojo, con una trenza en su propia barba, trenzando con destreza las colas de las vacas.

Sin pensar dos veces, Ana se acercó al duende y entabló una conversación. El duende, llamado Trenzitas, le contó que quería hacer algo especial para las vacas, para que se sintieran bonitas.

Ana entendió que Trenzitas no quería hacer daño, pero le explicó que las vacas preferirían dormir tranquilas sin ser trenzadas. Trenzitas se entristeció, pero Ana tuvo una brillante idea. Le propuso al duende que trenzara las crines de los caballos, a los cuales les encantaría lucir elegantes.

El duende aceptó encantado, y desde entonces, todas las noches iba a trenzar las crines de los caballos. Las vacas y los caballos estaban felices, y Ana aprendió que, a veces, las soluciones más sencillas pueden traer armonía a todos.

Al final, el corral se convirtió en el lugar más bello del campo, con sus habitantes luciendo orgullosos sus trenzas y crines. Y Trenzitas encontró en Ana una amiga en la que confiar. Juntos, encontraron la manera de que todos estuvieran contentos.

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