El misterio de los animalitos de metales preciosos



Había una vez en un lejano bosque, tres criaturitas muy especiales que acababan de nacer. La primera de ellas, un patito de oro, brillaba con intensidad bajo los rayos del sol. La segunda, una pequeña liebre de plata, saltaba ágilmente entre las rocas. Y la tercera, un cachorro de cobre, relucía con un tono cálido y cobrizo. Cada uno de ellos se encontraba solo, sin comprender cómo era posible que fueran tan diferentes al resto de los animales del bosque.

Un día, el patito de oro, la liebre de plata y el cachorro de cobre se cruzaron en el claro del bosque. Al ver a sus compañeros, sintieron curiosidad y se acercaron para conocerse.

- ¡Hola! ¿Quiénes son ustedes? -preguntó el patito de oro con entusiasmo.

- Y yo me pregunto, ¿cómo es que existimos? -agregó la liebre de plata, mirando a sus compañeros con asombro.

- Es verdad, ¿cómo es que hemos nacido así? -inquirió el cachorro de cobre, con una chispa de duda en sus ojos.

Los tres animalitos comenzaron a indagar sobre su origen, pero no encontraban respuestas. Fue entonces que decidieron emprender un viaje en busca del Anciano del Bosque, un sabio búho que estaba al tanto de todos los secretos del lugar.

Tras una travesía llena de aventuras y desafíos, los animalitos finalmente hallaron al sabio búho. Con gran reverencia, le plantearon sus dudas y temores.

- Anciano del Bosque, ¿podrías decirnos por qué somos tan peculiares entre los demás animales? ¿Qué significa nuestra existencia? -preguntaron al unísono.

El sabio búho los observó con calma y les explicó que cada uno de ellos era único y especial, que su origen provenía de la magia antigua del bosque, donde los minerales se fusionaban con la vida para crear seres extraordinarios.

- Ustedes son la representación misma de la rareza y la belleza que yace en lo diferente. Su existencia es un regalo para este bosque, y su propósito es enseñar a otros sobre la diversidad y la aceptación -aseguró el Anciano del Bosque con sabiduría.

Con renovadas esperanzas y una comprensión más clara de su lugar en el mundo, el patito de oro, la liebre de plata y el cachorro de cobre regresaron al claro del bosque, decididos a cumplir su alegre misión.

A partir de ese día, los tres amigos se convirtieron en guardianes de la diversidad, mostrando con su ejemplo que la belleza radica en la diferencia. Juntos, alegraron el bosque con su presencia, enseñando a todos que la verdadera riqueza está en la unicidad de cada ser.

Y así, el patito de oro, la liebre de plata y el cachorro de cobre vivieron felices, compartiendo su mensaje de amor y aceptación con cada criatura que habitaba el mágico bosque.

FIN.

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