El misterio de los juguetes perdidos



En un pequeño pueblo llamado Villa Juguetería, vivían dos hermanos traviesos llamados Martín y Sofía. Les encantaba jugar con sus juguetes, pero nunca querían guardarlos después de jugar. Su habitación siempre estaba desordenada con juguetes regados por todas partes.

Un día, mientras jugaban en el parque, un juguetero misterioso llamado Don Nicolás se les acercó. Tenía una barba blanca larga, lentes redondos y un sombrero de copa. Les dijo: "¡Niños, tienen que aprender a cuidar sus juguetes! De lo contrario, algo terrible podría suceder". Los niños, incrédulos, lo ignoraron y continuaron jugando.

Esa misma noche, cuando llegaron a su habitación, descubrieron que todos sus juguetes habían desaparecido. Martín y Sofía se miraron horrorizados. No podían creerlo. Recordaron las palabras de Don Nicolás y se arrepintieron de no haber escuchado sus consejos.

Decidieron ir a buscar a Don Nicolás para pedirle ayuda. Lo encontraron en su tienda de juguetes, y les explicó que los juguetes habían sido secuestrados por el temible monstruo del desorden. Para recuperar sus juguetes, debían cumplir tres tareas: limpiar su habitación, organizar sus juguetes y prometer cuidarlos siempre.

Los niños aceptaron el desafío y se pusieron manos a la obra. Limpiaron cada rincón de su habitación, ordenaron todos sus juguetes y prometieron cuidarlos siempre. Al completar las tareas, escucharon un gran estruendo y vieron al monstruo del desorden aparecer frente a ellos. Sin embargo, el monstruo se transformó en un juguete gigante que devolvió todos los juguetes perdidos.

Desde ese día, Martín y Sofía aprendieron la importancia de cuidar sus juguetes y mantener su habitación ordenada. Agradecieron a Don Nicolás por sus enseñanzas y prometieron compartir sus conocimientos con todos sus amigos. La habitación de los hermanos nunca volvió a estar desordenada, y disfrutaron de sus juguetes como nunca antes.

FIN.

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