El Misterio de los Números Perdidos



En un pequeño pueblo llamado Cifrón, los habitantes empezaban a notar que los números de sus letreros y carteles estaban desapareciendo. Una mañana, un curioso niño llamado Lucas salió a investigar. "¡Debemos encontrar a esos números desaparecidos!" - propuso Lucas a su amiga Sofía, que siempre lo acompañaba en sus aventuras. Juntos decidieron recorrer el pueblo en busca de pistas que los ayudaran a resolver el misterio.

Mientras caminaban, se encontraron con la señora Cienciadora, una anciana sabia que conocía todos los secretos de Cifrón. "Los números han sido descompuestos por un duende travieso, que se divierte jugando con ellos" - les explicó. Intrigados, Lucas y Sofía le preguntaron cómo podían recuperar los números. —"Sencillo" , dijo la señora. "Si aprenden a descomponer las cantidades, podrán reunir las decenas y centenas para devolver los números a su lugar".

Sofía, siempre atenta, exclamó: "¡Yo sé cómo hacer eso!" - y comenzó a explicar a Lucas. "Por ejemplo, si tenemos 123, podemos descomponerlo en 100, 20 y 3. Las centenas son los números que están en el lugar de las centenas, las decenas donde están las decenas y así sucesivamente". Lucas se sintió emocionado, pero un poco dudoso. "¿Y si el duende se escapa de nuevo?" - preguntó con una sonrisa.

Decididos a recuperar los números, se pusieron a practicar. Juntos descompusieron y juntaron más números de lo que pensaban. Finalmente, encontraron al duende, que estaba intentando encajar piezas de un rompecabezas. "¡Ayúdame!" - pidió. "Si conocen cómo se descomponen los números, yo no me aburriré y los devolveré". Y así, gracias a su perseverancia y aprendizaje, Lucas y Sofía lograron que el duende devolviera los números al pueblo, y se hicieron amigos del mismo, quien prometió enseñarles más sobre los números. Desde entonces, los habitantes de Cifrón no solo aprendieron a contar, sino que también disfrutaron de la magia de los números en sus vidas.

FIN.

Dirección del Cuentito copiada!