El misterio de los objetos triangulares
Había una vez en un pueblo muy lejano un niño llamado Mateo, que era un apasionado de los objetos triangulares.
Le encantaba ver cómo la forma de tres lados aparecía en todas partes, desde las pirámides hasta las señales de tránsito. Un día, mientras caminaba por el bosque, Mateo encontró un triángulo mágico que brillaba con destellos de colores.
Al tocarlo, se vio envuelto en una misteriosa luz y de repente se encontró en un mundo lleno de objetos triangulares encantados. - ¡Wow! ¿Dónde estoy? - se preguntó Mateo asombrado.
De repente, un simpático triángulo parlante llamado Triforce se acercó a él y le explicó que estaban en el Reino Triangular, un lugar donde todos los objetos con esta forma cobraban vida. Triforce le contó a Mateo que la magia de los objetos triangulares estaba desapareciendo lentamente, y que necesitaban su ayuda para restaurarla.
Mateo aceptó el desafío y, junto a Triforce, emprendió un viaje para buscar los tres objetos sagrados que devolverían la magia al Reino Triangular. En su travesía, se encontraron con un helado en forma de cono, una tienda llena de deliciosas empanadas y una montaña con forma de triángulo que despedía destellos mágicos.
Con ingenio y valentía, Mateo y Triforce superaron obstáculos y desafíos, hasta que finalmente encontraron los objetos sagrados. Al devolverlos al lugar indicado, la magia regresó al Reino Triangular, y todos sus habitantes celebraron con alegría.
Mateo aprendió una valiosa lección: la importancia de la amistad, la valentía y la perseverancia para superar cualquier desafío.
Al regresar a su mundo, Mateo guardó el triángulo mágico como un recordatorio de su increíble aventura en el Reino Triangular, donde descubrió que la magia de la vida está en todas partes, incluso en los objetos más simples. Desde ese día, Mateo miraba cada triángulo con una nueva emoción, sabiendo que detrás de su forma había un mundo de misterio y amor.
FIN.