El Misterio de los Talentos Escondidos



Era un día brillante en la IE Manuel José Cayzedo, en la comuna 9 de Medellín. El sol iluminaba cada rincón del patio, donde los estudiantes jugaban y reían. Pero en el rincón más apartado, bajo un árbol frondoso, se sentaban tres amigos: Sofía, Mateo y Valeria. Cada uno de ellos tenía un talento especial.

"¿Sabían que este año vamos a tener una competencia de talentos?" - dijo Sofía, mirando a sus amigos con ojos resplandecientes.

"¡Sí! Escuché que se premiará al talento más extraordinario de la escuela" - respondió Mateo, siempre con una idea brillante en mente.

"Yo puedo pintar, pero nunca he pensado que eso sea excepcional" - confesó Valeria, mirando su dibujo de un perro que estaba terminado en su cuaderno.

"¡Claro que es excepcional!" - exclamó Sofía. "Cada uno de nosotros tiene una chispa única. Lo importante es demostrarlo".

Valeria dudó un poco, pero el entusiasmo de sus amigos la motivó a pensar en participar.

A medida que pasaban los días, muchos estudiantes comenzaron a mostrar sus talentos. Había de todo: desde un chico que hacía acrobacias increíbles, hasta una chica que tocaba el violín como un ángel. Valeria, sintiéndose un poco insegura, decidió practicar en secreto. Pintó un mural enorme en su casa y lo llenó de colores y sonrisas.

"¿Qué tal si el mural lo traemos al colegio?" - sugirió Mateo un día. "Podríamos decir que es parte de nuestra representación".

"No sé, ¿creen que les gustará?" - murmuró Valeria, un poco nerviosa.

"¡Por supuesto!" - decía Sofía, ahora convencida. "¡Vamos a hacerlo juntos!".

Con mucho esfuerzo, se presentaron en el acto del talento. Valeria, nerviosa, miraba a su alrededor mientras su mural era revelado. La audición iba muy bien y cada pieza presentada era más brillante que la anterior.

De repente, durante el interludio, el sonido de una ovación llega hasta sus oídos.

"¡Viva el chico de las acrobacias!" - exclamó Mateo, quien no podía contener la emoción. Sin embargo, Valeria sentía que su corazón latía con fuerza.

Cuando fue su turno, respiró profundamente y, junto a sus amigos, presentó el mural.

"Este mural representa nuestra unión y la alegría de ser quien somos" - dijo Valeria, con la voz un poco temblorosa.

Cuando terminó su exposición, los aplausos no tardaron en llegar.

"¡Increíble! Nunca vi algo así en mi vida!" - gritó un compañero desde el fondo.

El jurado quedó impresionado y el director con una gran sonrisa, se dirigió a Valeria.

"La diversidad de talentos en nuestra escuela es lo que nos hace únicos. Lo más importante es que aprendimos que cada uno brilla de manera diferente" - expresó.

La competencia se convirtió en una celebración de talentos y no solo en un concurso. Al final del día, Valeria no solo se sintió satisfecha por lo que había realizado, sino que también había encontrado valor en sus habilidades.

"Gracias, chicos. Sin ustedes no lo hubiera logrado" - les dijo a sus amigos con una sonrisa brillante.

Mateo y Sofía sonrieron. Cada uno había aprendido que la verdadera magia estaba en compartir y celebrar las diferencias y talentos de cada uno.

El año 2023 en la IE Manuel José Cayzedo quedó guardado para siempre en sus corazones como el año en el que todos fueron considerados excepcionales, justo como eran.

FIN.

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