El misterio de los útiles perdidos



Juan y Sofía eran dos amigos que estudiaban juntos en el colegio 4015 Augusto Salazar Bondy, en el 4to grado de primaria. En su aula, notaron que muchos compañeros se quejaban de que perdían sus útiles escolares: lapiceras, cuadernos, gomas de borrar y hasta tijeras. Ellos dos se pusieron a pensar cómo podrían ayudar a resolver ese problema, y decidieron que era momento de poner en práctica los valores que habían aprendido en la escuela.

Un día, mientras todos los chicos estaban en el recreo, Juan y Sofía idearon un plan para descubrir quién estaba detrás de las desapariciones. Decidieron usar su ingenio y formaron un equipo de detectives, con la misión de encontrar al responsable y ayudar a sus compañeros.

Comenzaron observando las actitudes de los demás, prestando atención a cada detalle. Sin embargo, no fue tan fácil como pensaban, ya que todas las pistas los llevaban a callejones sin salida. Incluso llegaron a tener discusiones por las posibles culpabilidades de cada uno.

Entonces, un día, mientras estaban en plena investigación, Juan recordó algo que su abuelo solía decirle: 'Para resolver un problema, primero debemos mirar dentro de nosotros mismos'. Esta frase resonó en su mente, y entendió que era momento de poner en práctica valores como la honestidad, la empatía y la solidaridad.

Decidió hablar con Sofía y le contó su revelación. Juntos, reflexionaron acerca de la importancia de ayudar a los demás y decidieron cambiar de estrategia. En lugar de buscar al culpable, buscarían formas de ayudar a prevenir nuevas pérdidas de útiles escolares.

Con la ayuda de su maestra, organizaron charlas para concientizar a sus compañeros sobre la importancia de cuidar y valorar los objetos de los demás. También propusieron la idea de crear un sistema de préstamo de útiles escolares entre ellos, para aquellos días en los que alguien olvidara el suyo. De esta manera, estaban fomentando la solidaridad y la colaboración entre todos.

El nuevo enfoque dio resultado, y pronto las desapariciones de útiles escolares disminuyeron. Juan y Sofía se dieron cuenta de que practicar valores como la empatía y la solidaridad no solo ayudaba a resolver problemas, sino que también fortalecía su amistad y la relación con sus compañeros.

Desde ese día, Juan y Sofía se convirtieron en ejemplos de cómo, a través de la práctica de valores, se pueden lograr grandes cambios en la comunidad.

FIN.

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