El misterio de Lucía y las velas encantadas


Había una vez un grupo de amigos compuesto por Melisa, Diana, Valeria, Alonso y Junior. Eran aventureros y siempre estaban buscando emociones nuevas.

Un día, decidieron explorar un colegio abandonado que se rumoreaba estaba lleno de misterios y terror. Cuando llegaron al colegio, sintieron una extraña vibra en el aire. El lugar parecía estar envuelto en una atmósfera oscura y llena de secretos.

A medida que caminaban por los pasillos desiertos, escucharon ruidos extraños y vieron sombras moverse entre las aulas. De repente, se encontraron con la aparición de una niña fantasma. Era transparente y emitía una luz suave a su alrededor.

Los amigos se asustaron al principio, pero luego notaron que la niña parecía triste y necesitada de ayuda. "¿Quién eres?", preguntó Valeria con voz temblorosa. La niña fantasma respondió con voz susurrante: "Me llamo Lucía. Estoy atrapada aquí desde hace mucho tiempo".

Los amigos se acercaron a Lucía para escuchar su historia. Descubrieron que ella había sido víctima de rituales oscuros realizados en ese mismo lugar muchos años atrás. Su espíritu quedó atrapado allí después de perder la vida trágicamente.

Conmovidos por la situación de Lucía, los amigos decidieron ayudarla a encontrar la paz que tanto anhelaba. Juntos buscaron pistas sobre cómo liberarla del colegio abandonado. Encontraron un viejo libro en uno de los salones donde explicaba cómo deshacer los rituales malignos.

Los amigos se dieron cuenta de que debían encontrar las velas apagadas y encenderlas nuevamente en el orden correcto para romper la maldición. Con valentía, se adentraron en los rincones más oscuros del colegio, buscando cada vela perdida.

Superaron sus miedos y trabajaron juntos como un equipo unido. Finalmente, encontraron todas las velas necesarias y las encendieron una por una. A medida que lo hacían, el ambiente sombrío fue desapareciendo lentamente.

La energía negativa se disipó y todo comenzó a brillar con una luz cálida. Cuando la última vela fue encendida, Lucía sonrió por primera vez desde que los amigos la conocieron. Un brillo dorado la envolvió y su espíritu fue liberado finalmente.

"¡Gracias por ayudarme a encontrar mi paz!", dijo Lucía antes de desaparecer en el aire. Los amigos sintieron una sensación de satisfacción y alegría al saber que habían hecho algo bueno para alguien necesitado.

Aprendieron sobre la importancia de trabajar juntos, superar sus miedos y ayudar a los demás sin importar cuán difícil sea la situación. Desde ese día en adelante, Melisa, Diana, Valeria, Alonso y Junior siguieron siendo grandes amigos.

Compartieron muchas aventuras más pero siempre recordaron cómo su valentía les permitió cambiar una historia triste en algo lleno de esperanza.

Y así termina esta historia llena de lecciones valiosas: nunca subestimes tu capacidad para hacer el bien ni temas enfrentarte a tus propios miedos porque nunca sabes cuánto puedes ayudar a alguien en necesidad.

Dirección del Cuentito copiada!