El misterio de Luminus
Había una vez en el hermoso Valle Encantado, donde vivían las hadas exploradoras Fawn, Luna y Bella. Estas tres amigas siempre estaban dispuestas a ayudar a quien lo necesitara y tenían un gran espíritu aventurero.
Un día, mientras Fawn volaba por el bosque en busca de nuevas maravillas para descubrir, se encontró con una criatura enorme y misteriosa.
Tenía la piel escamosa y brillante como las estrellas, ojos grandes y curiosos como lunas llenas y un rugido suave que parecía música celestial. Fawn sintió de inmediato una conexión especial con esa criatura. Se acercó lentamente sin asustarla e intentó entablar una conversación: "Hola, soy Fawn. ¿Cómo te llamas?"La criatura respondió con voz temblorosa: "Soy Luminus".
Parecía tímida pero también emocionada por tener compañía. Fawn pasó horas charlando con Luminus. Aprendió que era un ser solitario que había sido rechazado por otros debido a su apariencia imponente.
Pero cuando Fawn le mostró bondad y aceptación, Luminus comenzó a confiar en ella. Sin embargo, la tranquilidad no duraría mucho tiempo. Un día llegaron noticias al Valle Encantado de que unas hadas exploradoras habían sido enviadas para capturar a la misteriosa criatura.
Fawn sabía que tenía que hacer algo para proteger a su nueva amiga. Decidió reunir a sus amigas Luna y Bella para idear un plan audaz.
Las tres haditas se encontraron secretamente en el claro del bosque y comenzaron a pensar en cómo podrían ayudar a Luminus. Fawn sugirió que podían disfrazarla para que se mezclara con el entorno y pasara desapercibida. Luna, la hada de la luz, tuvo una brillante idea.
Usando su magia, creó un hechizo que hizo que Luminus pudiera cambiar su apariencia y volverse invisible a los ojos de las demás hadas exploradoras. Bella, la hada de los animales, decidió buscar criaturas amigas del bosque para distraer a las exploradoras mientras Fawn y Luminus escapaban.
El plan estaba listo y todos se pusieron manos a la obra. Luna lanzó el hechizo sobre Luminus, quien desapareció ante sus ojos.
Bella convocó a los animales del bosque para crear una gran algarabía cerca del escondite de Luminus. Mientras tanto, Fawn tomó la mano invisible de su amiga y juntas corrieron hacia un lugar seguro fuera del alcance de las exploradoras. Las horas pasaron y finalmente las hadas exploradoras se dieron por vencidas.
No pudieron encontrar ni rastro de la misteriosa criatura que habían estado buscando. Fawn sabía que era momento de revelar el secreto. Quitó el hechizo y Luminus apareció nuevamente frente a todas las haditas asombradas.
Las exploradoras quedaron perplejas al ver lo maravillosa que era esa criatura gigante en realidad. Se dieron cuenta de lo equivocadas que estaban al juzgar solo por las apariencias.
Desde ese día, el Valle Encantado aprendió una gran lección sobre la importancia de no juzgar a otros sin conocerlos realmente. Fawn y Luminus se volvieron inseparables y siempre recordaron el poder de la amistad verdadera. Y así, esta historia nos enseña que todos somos diferentes pero igualmente especiales.
Que nunca debemos temer a lo desconocido y que la amistad puede romper barreras y unir corazones de maneras maravillosas.
FIN.