El Misterio de Rina
En un pequeño pueblo rodeado de montañas, vivía una niña llamada Rina. Siempre estaba rodeada de amigos y su risa contagiaba alegría a todos. Sin embargo, había algo muy especial en Rina que los demás no podían ver: ella podía entender a las criaturas de la naturaleza.
Un día, mientras jugaba en el bosque, una luz brillante apareció ante ella. Era Carimar, un guardián mágico que protegía el equilibrio de la naturaleza.
"Hola Rina, he estado esperándote", dijo Carimar, con una voz suave como el viento.
"¿Esperándome? ¿Por qué?", preguntó Rina, intrigada.
"Porque tienes un don especial. Necesitamos tu ayuda para resolver un misterio. Las criaturas del bosque están asustadas, y tú eres la clave para entender por qué", explicó Carimar mientras conjuraba energía púrpura entre sus manos.
Rina se sintió emocionada, pero también un poco temerosa.
"¿Qué puedo hacer?", preguntó con un brillo en sus ojos.
"Las criaturas creen que están siendo acechadas por un peligro, pero la verdad es que están confusas. No debemos luchar entre nosotros; debemos unirnos y entender lo que sucede", dijo Carimar con seriedad.
Rina asintió. "¿Y cómo podemos resolverlo?"
Carimar le enseñó a Rina a escuchar a las criaturas. Juntas, se aventuraron por el bosque, preguntando a cada uno si sabía algo sobre el misterio.
"Las sombras nos espantan", decía Pedro el pato, temblando de miedo.
"No, es solo el viento jugando entre las ramas", aseguró Luz, la luciérnaga.
Rina se dio cuenta de que muchas criaturas tenían distintas opiniones sobre lo que pasaba.
"Ven, todos deben estar aquí juntos y hablar" propuso Rina.
Con un poco de esfuerzo, Rina logró reunir a todas las criaturas en un claro del bosque. Allí, con Carimar a su lado, Rina tomó la palabra.
"¿Por qué están todos tan asustados? Necesitamos aprender a comunicarnos y escucharnos unos a otros", dijo Rina, mirándolos a los ojos.
Las criaturas comenzaron a hablar una por una, compartiendo sus miedos y dudas. El murmullo creció, pero Rina mantuvo la calma y los animó a escucharse.
"Comprendí que son las sombras que ven en la noche las que los asustan, pero quizás las sombras no son enemigas, sino que sólo necesitan un poco de luz", dijo Rina, encontrando una solución.
Carimar asintió, emocionado por el ingenio de Rina.
"Traigamos luces a este claro, así verán que las sombras no son tan temibles" propuso.
Así, trabajaron juntos, creando lámparas con hojas y luciérnagas. Cuando la noche llegó, el claro brillaba con luces de colores, y pronto todos se sintieron seguros.
"¿Ves? Las sombras sólo son sombras", dijo Rina, llena de alegría. Las criaturas ya no tenían miedo.
Pero entonces, un fuerte viento sopló y apagó las luces. En medio de la oscuridad se escuchó un rugido. Todos gritaron aterrados.
"No teman, somos un equipo. Debemos enfrentar esto juntos", dijo Rina con firmeza.
Con la ayuda de Carimar, empezaron a buscar el origen del sonido.
"¿Dónde estás?" gritó Rina. De pronto, su voz resonó y una enorme criatura, más parecida a una sombra, salió de entre los árboles.
Rina se dio cuenta de que no era un enemigo, solo un gran oso perdido y asustado.
"No queremos hacerte daño, sólo estás asustado como nosotros" dijo Rina con ternura.
El oso, después de un momento, se acercó lentamente.
"¿Nadie me entiende? Llevo días perdido. La oscuridad me rodea y no sé cómo volver a casa" dijo el oso melancólicamente.
"Podemos ayudarte a encontrar tu casa. Todo será más sencillo si trabajamos juntos" dijo Rina.
"Ai, por favor," rugió el oso, con alivio. La gente del bosque decidió ayudar al oso a encontrar su hogar. Todos se unieron en la búsqueda, iluminando el camino con sus luces.
Después de un largo rato, encontraron la casa del oso, que era un hermoso cueva llena de flores.
"Gracias, gracias a todos. Habéis iluminado mi vida" dijo el oso, emocionado.
Las criaturas se sintieron felices, se dieron cuenta de que no estaban solas y que, trabajando juntos, podían superar cualquier miedo.
Esa noche, bajo un cielo estrellado, las criaturas celebraron y Rina se sintió satisfecha.
"No hay nada mejor que la amistad y la comunicación", dijo, y todos asintieron.
Y así, Rina aprendió que las sombras son sólo sombras, y con comprensión y unidad, se pueden superar los miedos.
Desde ese día, en el bosque, el miedo se convirtió en amistad y cada sombra fue iluminada por la luz de sus corazones!
FIN.