El misterio de Tito, el duende travieso



Había una vez un colegio muy especial en el que los niños iban a aprender y divertirse cada día. Pero había algo extraño que sucedía allí: todos los lápices y las gomas desaparecían misteriosamente.

Los niños se preguntaban quién sería el responsable de aquellos robos, pero nadie tenía la respuesta. Un día, llegó al colegio un nuevo niño llamado Mateo. Era un niño curioso y siempre estaba dispuesto a resolver misterios.

Enseguida se enteró del problema de los lápices y las gomas y decidió investigar. Mateo comenzó a hacer preguntas a sus compañeros para tratar de descubrir al ladrón.

Un niño le contó que había visto algo brillante moverse rápido por el pasillo cuando desapareció su lápiz. Otro niño dijo que escuchó risas traviesas cerca del salón de arte. Con estas pistas en mente, Mateo decidió seguir la pista del objeto brillante.

Se adentró en el pasillo con sigilo y vio una pequeña puerta escondida detrás de unas cortinas rojas. Sin pensarlo dos veces, abrió la puerta y se encontró con un duende travieso llamado Tito. "¡Hola!" -dijo Mateo sorprendido-.

"¿Eres tú quien está robando los lápices y las gomas?"Tito miraba avergonzado hacia abajo mientras asentía con la cabeza. "Sí... lo siento mucho", murmuró. Mateo entendió que Tito solo quería jugar, pero no sabía cómo hacerlo sin molestar a los demás.

"Tito, entiendo que quieras divertirte, pero tienes que aprender a hacerlo de una manera que no perjudique a los demás. ¿Podemos buscar una solución juntos?"El duende levantó la cabeza y sus ojos brillaron de emoción.

"¡Sí! Me encantaría encontrar otra forma de jugar sin molestar a nadie". Mateo propuso organizar un juego en el patio del colegio en el que todos pudieran participar. Así, Tito podría disfrutar jugando y los demás niños también se divertirían.

El día del juego llegó y todos los niños estaban emocionados por participar. Mateo había preparado diferentes actividades para que todos pudieran disfrutar: carreras, saltos en saco y hasta un concurso de dibujo. Tito estaba feliz porque finalmente tenía amigos con quienes jugar.

Se dio cuenta de que no necesitaba robar lápices ni gomas para divertirse; solo necesitaba estar rodeado de buenos compañeros. Desde aquel día, Tito dejó de hacer desaparecer los lápices y las gomas en el colegio.

En cambio, se convirtió en el duende más querido por todos los niños gracias a su espontaneidad y alegría. Esta historia nos enseña la importancia de resolver nuestros problemas hablando y buscando soluciones juntos.

Además, nos muestra cómo podemos transformar nuestras travesuras en algo positivo si encontramos una manera adecuada de expresarnos y relacionarnos con los demás. Y así fue como el duende travieso aprendió una valiosa lección sobre amistad y respeto.

FIN.

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