El misterio del abuelito Conejito
Había una vez un conejo llamado Pancho que vivía en una cabaña en medio del bosque junto a sus hijas gemelas, Lola y Lulu.
Las tres eran muy felices juntas, saltando de hoja en hoja y jugando entre los árboles. Un día, mientras Pancho estaba fuera recolectando zanahorias para la cena, un zorro malvado llamado Renato se acercó a la cabaña. Renato era conocido por ser astuto y siempre buscaba aprovecharse de otros animales indefensos.
Renato olió el delicioso aroma de las zanahorias cocinándose y supo que tenía que actuar rápidamente si quería conseguir algo de comida. Se acercó sigilosamente a la cabaña y espió por la ventana.
Cuando vio a Lola y Lulu jugando despreocupadas adentro, su estómago rugió de hambre. Decidido a atraparlas, Renato pensó en un plan ingenioso. Se disfrazaría como un viejo conejo amable para ganarse su confianza.
Así que se puso una capa vieja y se acercó a la puerta de la cabaña. "¡Hola pequeñas! Soy el abuelito Conejito", dijo Renato con voz temblorosa al abrir la puerta. Lola y Lulu miraron al extraño conejito con desconfianza pero también con curiosidad. "¿Quién eres?", preguntó Lola.
"Soy un viejecito solitario que vive en el bosque", respondió Renato tratando de sonar amigable. "Pero... ¿por qué tienes esa capa?", preguntó Lulu, perspicaz. "Oh, esta vieja capa me protege del frío", contestó Renato rápidamente.
Lola y Lulu no estaban seguras de si confiar en el abuelito Conejito, pero Pancho siempre les había dicho que fueran amables con los demás. Así que decidieron darle una oportunidad. Los días pasaron y Renato se ganó la confianza de las gemelas.
Les contaba historias emocionantes sobre sus aventuras en el bosque y les enseñaba trucos divertidos. Pero a pesar de todo, Lola y Lulu empezaron a notar algo extraño en su comportamiento.
Un día, mientras jugaban cerca del río, escucharon un ruido proveniente de la cabaña. Corrieron rápidamente hacia allí y vieron a Renato hurgando en sus cosas. "¡Abuelito Conejito! ¿Qué estás haciendo?", exclamó Lola sorprendida. Renato se dio vuelta rápidamente y trató de disimular su acción. "Ohh...
estaba buscando mi viejo libro de cuentos para leérselos", dijo nerviosamente. Lola y Lulu intercambiaron miradas preocupadas. Sabían que algo no estaba bien, pero también sabían que tenían que actuar con inteligencia para mantenerse a salvo.
Decidieron hacerle una visita al búho sabio del bosque para pedir consejo. El búho escuchó atentamente la historia y reflexionó durante unos minutos antes de responder:"Mis queridas conejitas, deben ser valientes y astutas como yo lo soy.
No pueden permitir que ese zorro malvado les haga daño. Deben engañarlo y escapar de su trampa". Lola y Lulu agradecieron al búho sabio y regresaron a la cabaña con un plan en mente.
Esperaron hasta que Renato estuviera durmiendo profundamente, luego se escabulleron silenciosamente hacia afuera. "¡Tenemos que correr lo más rápido posible!", susurró Lola. Las gemelas saltaron entre los arbustos y esquivaron ramas mientras corrían tan rápido como podían. Sabían que no podían detenerse hasta estar a salvo.
Renato despertó repentinamente y se dio cuenta de que las conejitas habían escapado. Salió furioso de la cabaña persiguiéndolas por el bosque oscuro.
Pero Lola y Lulu tenían una ventaja: conocían cada rincón del bosque como la palma de su pata. Corrieron hacia un campo lleno de flores brillantes, donde se camuflaron perfectamente entre ellas. Renato pasó corriendo junto a ellas sin notarlas, pensando que ya se había deshecho de las gemelas traviesas.
Pero cuando intentó atraparlas nuevamente, solo encontró flores hermosas en su lugar. Lola y Lulu esperaron pacientemente hasta asegurarse de que Renato se hubiera ido para regresar a la cabaña.
Desde ese día, aprendieron a ser aún más cautelosas y nunca confiar en extraños sin antes conocer sus verdaderas intenciones. El bosque volvió a ser un lugar seguro para las gemelas conejitas gracias a su astucia y valentía.
Y mientras crecían, compartieron sus experiencias con otros animales del bosque para que todos pudieran aprender a protegerse de los peligros. Y así, Lola y Lulu se convirtieron en heroínas del bosque, recordadas por su ingenio y valentía. Y vivieron felices para siempre en la cabaña junto a su amoroso padre Pancho. .
FIN.