El misterio del agua perdida en Quehue



En el pueblo de Quehue, la falta de agua causaba estragos. Las tierras se volvían áridas, los animales sedientos y la gente preocupada. Esteba, un niño curioso y valiente, decidió buscar una solución.

Recordó las historias que el anciano Juan le contaba sobre la cosmovisión andina y decidió buscar su ayuda. - Juan, ¿crees que la falta de agua tenga que ver con el equilibrio de la Pachamama? - preguntó Esteba. - Sí, Esteba.

Según la sabiduría ancestral, la Pachamama nos envía señales cuando algo está mal - respondió Juan. Juntos, se adentraron en las montañas en busca de respuestas.

En su travesía, se encontraron con varios desafíos: enfrentaron la furia de un río desbocado, sortearon el misterioso bosque de quenuales y desafiaron las inclemencias del tiempo. Pero perseveraron. Finalmente, llegaron a una cueva oculta. Allí, descubrieron que un antiguo canal de riego estaba obstruido. Trabajando juntos, lograron despejarlo.

Al restablecer el flujo del agua, el pueblo de Quehue reverdeció. La sabiduría de Juan y la valentía de Esteba habían devuelto el equilibrio a la Pachamama. A partir de ese día, Esteba se convirtió en el guardián del agua, inspirando a otros a cuidar de la naturaleza.

Y Juan continuó compartiendo su sabiduría, asegurándose de que las antiguas tradiciones perduraran en las generaciones futuras.

FIN.

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